Esta noche comenzó el mágico viaje al más allá con las espectaculares y conmovedoras actividades de Calaverandia, primer parque temático en honor a una de las tradiciones más atesoradas de los mexicanos, el Día de Muertos.
Miles de personas agotaron las entradas del primer día de actividades y se dieron cita en el Parque Ávila Camacho, donde a partir de hoy y hasta el 18 de noviembre se transformará para deleitar con experiencias cien por ciento sensoriales, las cuales destacan con colores, texturas, olores y sabores.
Sin contratiempos, cada sección del parque operó con normalidad y fluidez a pesar de las largas filas que se extendían para cada zona. Por un lado estaba “El más acá” un área dedicada al mundo de los vivos donde se apreciaba un cementerio, un copal gigante y un pabellón interactivo con actividades como pinta-caras neón, Matacalas, alberca de pelotas y Nachito, un photomoment que recuerda a la leyenda de Ignacio Torres Altamirano, el pequeño sepultado en el Panteón de Belén.
Adentrándose en “El más allá”, la llegada al inframundo es inminente. La experiencia dentro del enigmático lugar recibe a cada grupo con un chamán que a cada persona hace portar un báculo. Este objeto permite a cada uno de los invitados al inframundo interactuar y activar artefactos durante el recorrido.
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Una vez superado el Túnel Vortex, la impresionante vista del Gran Altar se eleva sobre 12 metros con colores, veladoras, aserrín, cempasúchil e infinidad de ofrendas. La postal ofrece el momento perfecto para memorables fotografías que el staff del parque facilita.
Los asistentes pudieron adquirir alimentos y bebidas, algunos conmemorativos a las fechas, con el sistema cashless, modalidad que permite intercambiar dinero real por dinero virtual en el banco instalado en medio del parque.
El camino continúa, para asombro de chicos y grandes con La Catrina del Lago, lugar donde se proyecta un asombroso espectáculo multimedia protagonizado por agua, burbujas, fuego y pirotecnia. Con cada aliento del público, el show traía más sorpresas y experiencias sensoriales.
Paseando por el territorio de la Catrina, el lago ofrece una vista a las Trajineras, un enigmático paseo que parte del muelle para finalizar en el camino celestial por el mundo de los muertos.
El recorrido por Calaverandia abarca 1.8 kilómetros en los que la tecnología, la iluminación y el color acompañan cada paso que se da en el lugar. Niños, adultos y personas mayores disfrutan cada espacio.
Para el que decide irse, la fantástica travesía culmina como si se tratara del despertar de un sueño, un momento que recuerda que más que una festividad, el Día de Muertos es una experiencia en familia.
GPE