Con dirección de Antonio Castro, que viene de montar Hotel Nirvana, de Juan Villoro, en el Centro Nacional de las Artes y en el Julio Castillo, la pieza emblemática de Arthur Miller, con traducción del catalán Eduardo Mendoza (Premio Cervantes 2018), tendrá temporada en el Teatro Helénico del 26 de julio al 18 de agosto, con funciones de miércoles a domingo, en una producción de la Sociedad Artística Sinaloense (SAS), que festeja con la obra su 25 aniversario.
“Yo, como chavo, me conecto con muchas cosas frente a la vigencia del texto porque habla de valores humanos, de la lealtad, de la necesidad de pertenecer, de este asunto patriarcal, de la necesidad de amar y de ser amado, de la necesidad de poder expresar lo que se lleva adentro del corazón, del alma, del pensamiento”, dijo Roberto Sosa (Ciudad de México, 1970).
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“A Eddie Carbone le cuesta mucho trabajo hablar de lo que siente. A muchos jóvenes hoy en día nos cuesta hablar de lo que sentimos. Hay muchos puntos de conexión, en ello estriba la vigencia y universalidad del texto, que nos habla a todos. Más allá de ser clásico, joven o chavo, nos habla en tanto seres humanos; tiene las herramientas y los discursos suficientes para conectar con todo público joven, como nosotros”, agregó ya puesto en el rol del hombre mayor que busca el amor de una joven.
Con Sosa se suben al escenario Rodrigo Murray (Alfieri) y Montserrat Marañón (Beatrice) —nominada al Ariel 2024 en Coactuación femenina por el filme Tótem (que acaparó 15 nominaciones)—; a quienes se suman jóvenes actores de Sonora y Sinaloa: Estephany Martínez (Catherine), Martín Peralta (Marco), Jonathan Ontiveros (Rodolfo), Ricardo Ramos (Luis) y Ernesto Rocha (Mike).
En esta obra maestra de Miller, que ha sido adaptada varias veces al cine, Eddie Carbone y Beatriz, su esposa, han criado a Catherine (sobrina de ella) como su hija; su vida como migrantes es pacífica hasta que dan asilo a Rodolfo y Marco, primos de Beatriz, inmigrantes indocumentados que buscan un modo de supervivencia. Catherine y Rodolfo se enamoran contra la molestia de Eddie, quien desconfía de la sinceridad de Rodolfo y se siente confuso y perturbado ante la posibilidad de perder a su sobrina.
El director Antonio Castro contó cómo la anécdota que desató su interés en participar en la obra que hace unos años viajó a Nueva York, donde Miller ambientó Panorama en el puente a partir de su experiencia como estibador en Brooklyn. Castro quedó impresionado por el carácter mexicano de varios de los barrios de la comarca, al grado de que ni siquiera tuvo que hablar en inglés, sólo español.
“Después de esa experiencia, releí la obra, de lo que vivió de joven cuando fue estibador del puerto y convivió con inmigrantes sicilianos. Descubrí que era un retrato exacto de las condiciones de los migrantes indocumentados hoy en día”, contó el director de escena.
“Discutiendo con Leonor Quijada, directora de SAS, posibles textos para llevar a escena, decidimos hacer este. Evidentemente es un desafío grande; es una partitura coral de grandes personajes. Estoy contento de contar con este extraordinario reparto y creativos muy importantes”, dijo sobre la escenografía y vestuario de Ingrid SAC, iluminación de Víctor Zapatero y audio de Miguel Hernández.
Apuntó que lo que anima es el deseo de diálogo entre la obra de 70 años y la realidad contemporánea.
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“Todos los temas que toca la obra siguen vigentes, para bien o para mal: la experiencia tan difícil de la inmigración ilegal, los fenómenos de aculturación, el deseo de movilidad social, todas estas fantasías consumistas del capitalismo que nos obliga a definirnos a través de los productos que consumimos; todo este universo familiar tan complejo donde hay mucha violencia, abusos, masculinidad tóxica autodestructiva. Todos esos temas de la obra escrita hace 70 años están en la obra, que está más vigente hoy que cuando lo escribió Miller”, sostuvo Castro.
Leonor Quijada Franco recordó que la asociación civil cumple 25 años de temporadas de teatro, ópera, música y danza y celebró que este montaje coincida con la temporada que también tendrá en el Julio Castillo, otra joya, Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, que protagonizará Marina de Tavira como Blanche DuBois, para tener en cartelera a dos de los personajes icónicos del teatro estadunidense del siglo XX.
“Hacemos una temporada anual desde hace 25 años, con un evento por mes muy, muy fuerte de ópera, danza, teatro. Desde 2018 comenzamos con producciones que sacamos fuera de Sinaloa”, agregó Quijada y recordó que en el Helénico antes la SAS montó en 2019 Tres días en mayo, de Ben Brown.
De Panorama desde el puente, adelantó que después del Helénico se presentará en Culiacán, Sinaloa.
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La anterior obra producida por la SAS en Ciudad de México fue El cojo de Inishmaan (1996), del dramaturgo y cineasta irlandés Martin McDonagh, dirigida por Fernando Bonilla en el teatro Rafael Solana en octubre pasado, a cuyo estreno acudió el novelista Élmer Mendoza, esposo de Quijada.
Montserrat Marañón, quien interpreta a la esposa de Eddie Carbone y tía de Catherine, dijo que la obra le permite hablar de las masculinidades tóxicas y cómo las mujeres se relacionan a partir de ello.
“Me parece muy interesante el giro que le da (Miller) a ese tipo de personajes, en donde realmente Beatriz tiene que enfrentarse a intentar, bajo cualquier riesgo, incluso el propio, sostener una familia, la estructura de la familia, el amor de la familia y el amor por un hombre que se está destruyendo.
“Bea es muy dulce con un carácter muy fuerte que tiene muchas contradicciones y que, sobre todo, lo que la maneja, la lleva a accionar todo el tiempo, es las ganas de sostener esta familia”, añadió la actriz.
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Para Roberto Sosa, quien regresa al teatro y viene de interpretar al Padre Rentería de la nueva adaptación al cine de la novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo, ahora bajo la batuta del debutante director Rodrigo Prieto, encarnar a Eddie Carbone es un regalo para él como actor.
“Es un regalo enfrentarse a este personaje que se confronta a través de sus relaciones filiales, relaciones laborales, sus impulsos; cuestiona su estructura moral, ética, frente a su familia y frente a sí mismo; que se enfrrenta a una realidad que lo va sobrepasando y lo va cuestionando.
“Eddie Carbone es un es un personaje que actoralmente estoy disfrutando muchísimo; conocerlo llegar a su piel, descubrir sus emociones, sus sentimientos, de sus reacciones absolutamente cobijado con un equipo maravilloso del que estoy muy contento de formar parte”, dijo el protagonista también de Lolo.
Rodrigo Murray interpreta a Alfieri, un abogado que trabaja con los estibadores de Brooklyn.
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“Alfieri trabaja para y con los estibadores del muelle en Brooklyn, con sus esposas y con sus problemas familiares; como dice el texto, los problemas de los pobres. Evidentemente, está tocado por la reacción de este hombre (Eddie Carbone) que a todas las luces está equivocado de estar enamorado de la persona que no debe. Y no hay una forma legal ni moral como abogado de hacerle entender a este hombre que está equivocado”, dijo Murray, y agregó que es más barato ir al teatro que al psicoanalista.
“Llorarán durante toda la obra, cosa que es padrísimo, después de un buen lagrimón uno se siente mejor. Es una obra que dice mucho más allá que solamente las palabras. Nos identificamos con todos estos personajes de manera alarmante, dice Miller. Y cuando nos vemos reflejados en el teatro, en otro espectador, sucede algo fantástico y no es necesario ir al psicoanalista. Es más barato ir al teatro”, dijo el actor.
MGR