En la década de los 60 Susana Alexander se enamoró del teatro con la obra Variaciones para cinco dedos; desde entonces ha dado lección arriba del escenario en una diversidad de historias, entre ellas Cómo ser una buena madre judía, Debiera haber obispas, Las cuatro estaciones, La verdad sospechosa y Si te mueres, te mato. Esta última, responsable de su agotamiento, dice con su particular sentido del humor, al iniciar la entrevista con MILENIO.
"Estamos por cumplir un año con la obra, así que ya solo quedan seis fines de semana más y terminamos. Bueno, nos dan 25 y 26 de septiembre (de descanso) y después agarramos el avión y nos vamos para Cancùn, porque trabajamos 28, 29 y 30 en la penìnsula, primero en Cancún, luego Mérida y finalmente Chetumal y ya termina la temporada; estoy muy cansada".
La actriz hace una pausa, antes de sincerarse y reiterar: "Acabó de cumplir 80 años y ya estoy muy cansadita, necesito descansar. Yo le prometí a mi cuerpo que iba a descansar, que nada más que me aguante las seis semanas y tres días de gira, y prometo descansar bonito, bonito”.
Susana reconoce y agradece el éxito que ha tenido la obra qué protagoniza con Azela Robinson, producida por Guillermo Wiechers, e incluso presume que es tan buena que "por eso nos ganamos el Premio de las Mejores actrices y la Mejor obra de 2022 en los premios Bravo", qué recién se entregaron.
Alexander comparte a qué atribuye el éxito no solo de la producción en la que actúa, sino del teatro en general.
"El teatro es muy querido porque es muy diferente a ver la televisión o el cine; aquí estamos de carne y hueso y un pedazo de pescuezo (risas), y es diferente la interacción con el público. Es como un espejo en el que la gente se ve reflejada, porque están viendo seres humanos. A eso súmele que en la obra contamos una historia, con un sentido del humor muy especial, blanco, eso sí; hay mucha risa y es para toda la familia, que también es importante".
Una historia en escena
Susana vuelve a hacer una pausa para recurrir a la memoria y compartir detalles de lo que ha sido su relación con el teatro.
"Yo inicié en teatro en 1960 con Variaciones para cinco dedos, con doña Rita Macedo, que en paz descanse, y Héctor Gómez; era una obra inglesa dirigida por José Luis Ibáñez, fue la primera obra comercial que dirigió, era muy joven y yo también, muy joven, yo tenía 17 años. Y de ahí para acá, nunca más paré, siempre haciendo teatro".
La también directora reconoce que el teatro la enamoró: "Sí, es una cosa muy especial y es una relación con la gente muy bonita: me enamoré del teatro. Y actúo, dirijo, traduzco, produzco; en el teatro a veces hago todo, primera, segunda y tercera base, picho, cacho y dejo batear… (risas)".
Además, destaca que el medio teatral genera una relación muy estrecha con sus protagonistas y cita un ejemplo de la hermandad qué existe en ese gremio.
"Acabó de pasar una experiencia maravillosa acerca de lo que es la familia teatral, porque somos una familia. Un compañero nuestro estaba muy grave y por primera vez pedí ayuda, porque no sabíamos cómo íbamos a pagar el hospital. Y ahí me tiene pidiendo... y todo el mundo respondió de una manera extraordinaria. Yo no tengo más que agradecimiento: pudimos pagar la cuenta del hospital.
Incluso comparte que con varios compañeros, la relación que nace en los escenarios es muy estrecha: "Tengo gente que me quiere mucho, he trabajado con muchas actrices; Marianita Garza, por ejemplo, es una hija para mí, es otra cosa. La gente que hacemos teatro nos unimos de una manera muy especial".
No obstante, precisa que también es un medio de entretenimiento muy complicado, por lo que a lo largo de su historia en México, no ha sido fácil que una obra se presente a teatro lleno.
"No es nada fácil sacar a la gente de su casa y que pague por vernos, nos cuesta muchísimo trabajo; eso ha sido desde que empecé hasta el día de hoy. Siempre es la misma batalla tratar de que la gente acuda al teatro. Es un esfuerzo muy grande, ser productor de teatro es llenarse de angustia. No hace mucho tiempo troné con una obra, pero como ejote. No le puedo decir ni la obra, ni la cantidad, pero me quedé con una depresión, que me fui a mi casa de campo con mis perros, y me pregunté: 'A ver, ¿qué hice mal?, porque para que esto pasara es porque no hice algo bien’. Y efectivamente cometí muchos errores que esperemos no volver a repetir".
Aunque está por terminar el ciclo de la obra Si te mueres, te mató, también se da tiempo para pensar en la próxima historia que la mantendrá en el escenario.
“Me falta una obra que el año que entra voy a hacer, es muy linda, ya la tengo, pero voy a descansar estos últimos tres meses, porque a los 80 años ya no le puedo exigir tanto a mi cuerpo", terminó la actriz.
Con Azela Robinson, una gran mancuerna
"Azela y yo hemos hecho una mancuerna hermosísima, es una mujer que aparte de ser una mujer bellísima, yo me le paro al lado y digo : ‘Oh my good. Ya llegó la grandota, hermosa, mujeronón’. Pero es tan linda, aunque parezca hosca. Es una mujer con un corazón muy , muy sensible”, destaca Alexander de su compañera en la obra Si te mueres te mato.
La producción de Guillermo Wichers se presenta los fines de semana en el teatro Fernando Soler del Centro Teatral Manolo Fábregas, en lo que es el cierre de temporada.
jk