En una época en la que las series sobre narcotráfico dominaban el entretenimiento y distorsionaban la imagen de México, la guionista decidió tomar una ruta completamente diferente: revivir uno de los momentos más desgarradores y trascendentales de la historia reciente de México, el terremoto de 1985. Su motivación era clara y firme: crear una historia que celebrara el espíritu mexicano y rindiera tributo a las personas que, sin pretensiones, se convirtieron en super héroes anónimos.
“Como guionista, siempre he querido hacer contenido que eleve el espíritu humano. Cada minuto cuenta llegó en 2017 a mi vida después de rechazar múltiples proyectos sobre narcotráfico”, cuenta Victoria Orvañanos en entrevista con MILENIO.
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Cada minuto cuenta es una serie inspirada en historias reales del terremoto de 1985; no se centra en el sismo, sino en el movimiento social que surgió como respuesta a la urgencia de salvar cada vida atrapada bajo los escombros.
“Queríamos hacer una carta de amor a nuestro país y abordar una herida aún abierta para homenajear la resiliencia y el espíritu mexicano”, señala Orvananos. La serie no solo es un tributo a los rescatistas, médicos y voluntarios que arriesgaron sus vidas, sino también una declaración de que México es un país lleno de héroes.
“Es un trabajo de ocho años que comenzó en 2017 entre Leonardo Zimbrón, Alfredo Félix Díaz, Mónica Vargas, Juan Manuel Borbolla y yo, al que se unió Jorge Michel Grau; juntos pusimos nuestro corazón para hacer la serie una realidad. Es un tributo a la grandeza del espíritu mexicano y un homenaje a las víctimas, rescatistas y voluntarios que arriesgaron su propia vida para salvar la de un desconocido. Para nosotros, Cada Minuto Cuenta es un abrazo al alma de México”, comparte la guionista.
La serie representa un viaje único al pasado, a un momento que marcó a México y reveló, entre los escombros, tanto el heroísmo como las sombras de la sociedad. A través de un guión cuidadosamente estructurado, Cada minuto cuenta revive uno de los desastres más devastadores del país, desde una perspectiva íntima que revela historias reales de lucha y resiliencia que mantienen un carácter universal y atemporal.
Lección de vida
Cada minuto cuenta fue más que un proyecto; fue una lección de vida, esperanza y fortaleza.
"Escribí la serie junto a Alfredo Félix Díaz, en plena pandemia. Durante ese tiempo me enfermé de covid en tres ocasiones; vivía un terror constante ante la pérdida de vidas en todo el mundo —recuerda Victoria—. Aunque fue una experiencia dolorosa, también me permitió ponerme en los zapatos de cada personaje que estábamos creando, sintiendo su miedo, su impotencia, su desesperación, y su incansable voluntad de salvar vidas”.
A esto se sumó que estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania, de donde es su cuñada; su hermano y su esposa perdieron todo en Kiev. A la par, su madre fue diagnosticada con cáncer en etapa 4, y fue ella quien acompañó a su mamá a sus citas médicas.
“Estar rodeada de doctores y enfermeras, me permitió entender de cerca la relación paciente-médico y ver cómo los doctores se entregan al bienestar de sus pacientes, cuidando de ellos física y emocionalmente. Pude observar de primera mano cómo estos héroes logran proteger sus propias emociones para no quebrarse, un detalle que intenté plasmar en los personajes de la serie”, recuerda.
Proceso de investigación
La guionista y el equipo de producción dedicaron seis años a investigar el sismo de 1985, recopilando información para desarrollar la trama y los personajes.
"Estudiamos decenas de documentales sobre el terremoto y la respuesta ciudadana. Leímos los libros de Iván Salcido, documentalista del sismo y consultor histórico de Jorge Michel Grau", menciona Victoria.
Iván y Jorge, que ya habían abordado el tema en 7:19, contribuyeron con su conocimiento. También se entrevistó a sobrevivientes, médicos, ingenieros y voluntarios, que compartieron historias de valentía y dolor.
Ingenieros explicaron cómo el edificio Nuevo León y otros colapsaron por construcciones deficientes y corrupción, un punto que la serie aborda con contundencia. Estos detalles enriquecen la historia y muestran el costo humano de la negligencia.
"Sabían que Tlatelolco no soportaría un gran sismo, usaron materiales de baja calidad", enfatiza la guionista.
Homenaje a los héroes de 1985
La serie entrelaza relatos reales y personajes ficticios creados para narrar la historia desde el corazón. "Cada escena es una recreación detallada y respetuosa del 19 de septiembre de 1985. Es un viaje en el tiempo que respeta la memoria colectiva de los mexicanos", afirma la guionista.
Uno de los momentos más emotivos es la recreación de una cesárea de emergencia al personaje Katia, una mujer embarazada que falleció, y cuyo bebé es salvado por el doctor Zambrano. Este personaje está inspirado en la historia real de Jesús Francisco Flores Medina, conocido como un “niño milagro”.
Escenas como esta muestran la mezcla de tragedia y esperanza que marcó a una generación.
“Doy gracias infinitas a Dios por haberme dado el privilegio de formar parte de esta serie, Cada minuto muenta es mi orgullo más grande, y se lo debo todo a Jesús y María, los pilares de mi vida", expresa Victoria.