Después de casi dos horas, Éric Morales ofrece una ovación al elenco de Mentiras; su visita en el Teatro México obedece a la invitación especial que recibió para apadrinar el debut de Enrique Montaño en el musical.
El director de escena, como el público, que casi llenó el foro, coinciden en el reconocimiento que hacen al elenco por el entretenimiento y que acaban de ofrecer; aunque Morales va más allá y destaca su asombro, porque la trama “sigue tan fresca como cuando se estrenó”, hace más de nueve años; acción que, enfatiza, “no es fácil”, y su comentario tiene sustento, lo avalan 18 años de experiencia en el terreno de la dirección, en ese arte que él define como “una conexión entre el personaje, la historia y el actor”.
En 2000, la telenovela El noveno mandamiento marcó el inició de su historia como director, luego de que siendo un niño el interés que mostró por estar en el cine de su pueblo le reveló la profesión que adoptaría, y que con el paso del tiempo se convertiría en su pasión, su forma de vida y también en el detonante para conocer el éxito, a través de títulos como Rubí, Amor real, La candidata y Caer en tentación, entre muchos más.
¿Cuándo te veremos dirigir teatro?
Por ahora no estoy haciendo nada, y no tengo en mente dirigir teatro; tengo un proyecto que se está escribiendo para empezar a grabar en octubre. Es una historia para proyectarse a las 19:30, la cual pretende aterrizar los conflictos de la juventud, desde una perspectiva que no subestime tanto la inteligencia de los chavos, sino que por el contrario, vaya canalizada a todas sus frustraciones, sus pasiones, sus conflictos. Estamos apostándole a eso.
La televisión ha cambiado mucho, tú tienes años haciéndola, dirigiendo concretamente telenovelas, que es un género que se ha transformado con el desarrollo de la tecnología, la aparición del streaming, de las series; lo que además ha provocado que los hábitos, gustos y costumbres o forma de consumir el entretenimiento sean completamente distintos. ¿Cómo te has adaptado a ese cambio?
A mí me encanta lo que está sucediendo con la tele, me encanta que la ficción en la televisión se haya empoderado de la manera como lo está haciendo, que hoy el prejuicio que haya sobre lo que era la televisión se esté mermando, disminuyendo, y que la gente esté mandando señales muy claras de que está ávida de nuevos contenidos, ávida de productos mucho más inteligentes.
“En lo que a mí respecta, me encanta el reto, me encanta verme condicionado a nuevos referentes, me encanta que la empresa para la cual estoy trabajando, me esté depositando proyectos que, realmente, han sido muy valiosos y a los que les hemos puesto todo el corazón, en el entendimiento de que es importante empezar a contar las cosas de otra forma y creo que nos podemos sentir satisfechos de que los tres proyectos (La candidata, Caer en tentación y Yago) que hemos hecho, desde este nuevo formato, han funcionado”.
“Creo que Televisa es una empresa que tiene las herramientas y que a mí, en lo personal, me ha dado la confianza, la libertad y las herramientas para apostarle a una televisión medianamente distinta; y creo que ahí vamos, y me agrada que los libretos que estén llegando en los últimos años a mis manos estén dotados de otro tipos de estímulos, porque ya era justo y necesario”.
Tienes muchos años trabajando en Televisa y has hecho historias de muchas temáticas, con diversos actores, incluso creo que los has dirigido a todos en Televisa. ¿Ha sido difícil dar ese paso de cambio en la empresa?
No, porque ya lo deseábamos desde lo más profundo de nosotros mismos.
“En la empresa había mucha gente ávida por contar las cosas distintas y se agradece toda esta nueva posibilidad. Yo me moría de ganas de que me tocara una historia tan poderosa como La candidata, en la que pudimos hablar sin censura alguna, donde le llamamos a las cosas por su nombre, y nos atrevimos a hacer cosas, que yo pensé, no iba a hacer posible contarlo dentro de Televisa. Entonces, me encantó el riesgo y, repito, me encanta el entendimiento dentro de la empresa por esta necesidad de apostarle a nuevos argumentos”.
En los últimos años, las series han cobrado un rol protagónico, incluso se ha combinado con la telenovela. ¿Existe la propuesta de dirigir alguna?
Sí, se ha hecho una especie de híbrido, y quedamos de trabajar en un piloto, y al parecer le ha gustado a los ejecutivos de la empresa; es una serie pensada para tres temporadas de 10 capítulos cada una.
“Estamos esperando, y si nos la aprueban, seré el hombre más feliz, porque es otro tipo de historias con un riesgo mayor, donde las cosas que se van a contar son realmente fuertes, y entendemos que no pueden tener cabida en la televisión abierta, pero sí en las plataformas con las que se ha vinculado la empresa”.
¿Qué tipo de temática abordas?
Es un thriller político que lanza reflectores a todos los movimientos, a todo el lado oscuro de la política para los alcances que son necesarios en ese momento en un sistema de cosas.
El cine también ha resurgido en la producción nacional, ¿hay planes en ese sector?
Me gustaría, pero ajustar los horarios es muy complicado, porque finalmente después de que haces una novela, una serie demanda tanto tiempo de tu año real, que cuando terminas, lo menos que quieres es estarte enfrascando en otro tipo de contenidos, por lo mismo hace mucho tiempo que no dirijo teatro, porque terminas agotado. Porque se precisa de un trabajo que te permita redimirte de la televisión un buen rato.
¿Cuántos años tienes dirigiendo?
Empecé a dirigir en 2000.
¿Qué fue lo primero que hiciste?
El noveno mandamiento fue mi primera novela, luego se sumó El juego de la vida, Amor real, Rubí, Alma de Hierro... Soy afortunado, ya he dirigido muchas historias y a muchos actores. La experiencia ha sido hermosa y estoy muy agradecido con todos los personajes que se han cruzado en mi camino y que me han dado la oportunidad de contar sus historias, porque en realidad las historias me escogen, yo no las escojo a ellas.
“He tenido mucha suerte de que me hayan tocado libretos tan sólidos y tan interesantes, pero insisto, es un acto divino, porque a mí me invitan a narrarlas y he tenido la suerte de que sean historias incluso portentosas”.
¿Cómo llegaste a la dirección?, ¿cuándo y cómo supiste que querías ser director?
Siempre supe, desde bien chavo. Tenía acceso a la sala de cine del pueblo donde crecí y me encantaba saltar al archivo. Conecté con la magia de la narrativa y la perseguí hasta que fue posible.
¿Cómo logras la conexión entre el personaje, el actor y el receptor?
Para mí lo básico es saber estructurar puentes de honestidad recíproca, el entendimiento de que para contar una historia se precisa de un equipo, y que el equipo es lo importante, la historia misma es la más importante, y que todos los que estamos formando parte de ella tenemos que contribuir con lo que tengamos que hacer para que el resultado sea del todo edificante.
“Es eso, es gestar movimiento, gestar una conexión con los actores, con la gente de producción, con los técnicos, y entender que si queremos permanecer en esta empresa es importante apostarle a hacer las cosas medianamente distintas. Eso es a lo que estamos jugando, y eso estamos queriendo hacer”.
Twitter: @Adriana_jiramil