¡Como nuevo! Así fue la restauración del 'Vocho' 1968 de Javier Poza en 'Mexicánicos'

Uno de los mayores retos de 'Mexicánicos' ha sido reparar el 'Vocho' de 1968 de Javier Poza.

Así fue la reparación del 'vocho' (Mexicánicos en Facebook y Javier Poza en Instagram).
Ciudad de México /

Mexicánicos es un programa de televisión inspirador para cualquier amante de los automóviles, pues Martín, Isabel y Memo trabajan todos los días en el taller VA-K Innovation de Jalisco para hacer los trabajos de restauración más increíbles, como el hecho con el Volkswagen 1968 del conductor de televisión y radio Javier Poza.

Poza relató que algo que le quedó de su fallecido padre fue el amor por los automóviles, y que hacer cosas relacionadas con los vehículos se lo recuerda. Es por ello que decidió comprar un Wolkswagen de 1968 y restaurarlo, proceso en el que se llevó cerca de dos años. Sin embargo, el gusto le duró poco, pues después de todo esfuerzo hecho, el 'vocho' se incendió y quedó completamente calcinado al mes de uso.

Fue por ello que los Vaca decidieron tomar el trabajo, algo nada fácil, pues el coche se prendió completamente en llamas: rompiendo el medallón, dejando en muy mal estado la parte posterior del vehículo y quemando incluso los interiores y el cielo; el tablero y el volante no se salvaron por completo, y estaban parcialmente quemados.

"Este tipo del Volkswagen suelen quemarse, porque la línea del combustible que va al carburador pasa muy cerca del distribuidor. Una pequeña fuga, ¡inmediatamente viene la flama", explicó Martín Vaca.

El objetivo: dejarlo en estado original. Según explicaron, la odisea planteó tratar todas las partes quemadas, corregir las molduras, reconstruir el motor y reponer el medallón y las calaveras. Por si fuera poco, eso sólo era el principio, ya que después habría que pintarlo y colocar la tapicería original.

Martín se tomó en serio el trabajo, y es que su primer automóvil fue uno igual, lo que le daba un toque especial al trabajo. En el proceso, tuvo que dar muchas indicaciones específicas a sus empleados a la hora de pintar y montar el motor, para que así todo fuera perfecto. Incluso, las alarmas se encendieron cuando el motor no quería encender por una falla eléctrica.

El día de la entrega ocurrió la magia, pues Javier Poza no podía creer lo que veía: parecía que era 1968 y su automóvil era entregado en la agencia. La construcción de los interiores era la original del año y el color verde pistacho no quedó nada a deber.

Te dejamos el video para que tú mismo revivas el momento.

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