'Monarca', una historia de venganza, poder y corrupción

Nuevos rostros se unen a Monarca en busca de venganza, así es como arranca la segunda entrega de esta serie que llegará a la pantalla de Netflix el 1 de enero, para dar continuidad a la historia de Los Carranza y su imperio tequilero movido por la corrupción.

Este regreso está marcado por el deseo de venganza; y es que, tras la muerte de Agustín Carranza, su hija Sofía quiere que los culpables paguen. A la par, los herederos enfrentan el cambio de presidencia en Monarca, chantajes de políticos y del crimen organizado.

“Monarca es un reflejo profundo de México, social, político y humano, de lo divididos que estamos, de la guerra de poder que existe en las familias y en el país; es importante llevarlo a la ficción como un espejo de lo que somos”, dice Fernanda Castillo (Sofía) a M2.

De acuerdo con la actriz que se incorpora a la segunda temporada, junto con Alex de la Madrid, ver estas problemáticas en pantalla “es la única forma de cambiarlas, me parece necesario ver lo que ocurre en relación a estos temas y cómo se sobrevive en una sociedad así”.

Todos nos parecemos

Desde su primera entrega, Monarca se convirtió en una historia universal, pues los problemas de esta familia mexicana son, de alguna manera, los mismos con los que el público se puede identificar en cada uno de los territorios donde se puede ver la serie.

El drama familiar se complementa con la crisis de un negocio que terminó por entablar vínculos con líderes de cárteles, atentados contra candidatos que aspiran a la presidencia del país, presiones políticas, traiciones, problemáticas adolescentes. Todo converge en Monarca.

“Estábamos nerviosos de entrar a una producción tan sólida, pero llegamos con todo y no había más que confiar en los creadores. La serie explora la venganza y esa palabra involucra lo negativo de una persona”, comenta Alejandro de la Madrid, uno de los nuevos rostros.

“La ambición por el poder es un daño a uno mismo, se pierde la familia, no se gana mucho por venganza, cuando leíamos el guion, antes del rodaje, me decía: ‘¿En serio voy a hacer esto’ y sí, una historia así te saca de tu zona de confort como actor ”, agrega.

A partir del asesinato de Agustín, el imperio Monarca tambalea, dice Irene Azuela, “la llegada de Sofía mueve todo en la empresa y en la vida de mi personaje (Ana María), porque hay una historia de un amor fugaz con su esposo, mi madre la acepta y a mí me subestima”.

Para Andrés (Osvaldo Benavides) las cosas tampoco serán sencillas. La idea de compartir su preferencia sexual se verá frustrada tras tomar la presidencia de Monarca, a la par que negocia la seguridad de su hijo Pablo, quien se entrega a las autoridades por un delito sexual.

“Andrés termina la primera temporada con un destello de luz y en esta segunda temporada lo vuelven presidente, veremos qué pasa con un tipo que está asumiendo el poder dentro de sí mismo cuando le dan el poder afuera; es un hombre que busca el peligro”, dice Benavides.

Representación femenina

Entre las diferentes lecturas que ofrece, Monarca destaca una representación femenina importante que se verá potenciada a través de los personajes a cargo de Fernanda Castillo, Irene Azuela, Rosa María Bianchi, Gabriela de la Garza y Daniela Schmidt.

“Sin duda se necesita esa representación. Ana María es una mujer fuerte, de valores sólidos que tendrá que navegar por mares muy oscuros, es un personaje empoderado a medida que pasan las cosas”, comenta Azuela, sobre la oportunidad de sumar este rol a su carrera.

“Ha sido una invitación increíble hacer estos personajes que se inscriben en esa figura femenina que hoy en día ha cobrado la relevancia que requiere”, agrega la actriz que cuenta en su experiencia con otras producciones como Las oscuras primaveras y Tercera llamada.

Mientras Ana María trata de recuperar a su familia y acercarse a su madre en un momento de vulnerabilidad y deterioro de salud, Sofía va en sentido opuesto, explica Fernanda Castillo, “ella se vuelve fría por venganza, pero también la vemos su cómo madre de un niño especial”.

El matriarcado que impuso Cecilia, el personaje de Rosa María Bianchi, está en riesgo debido a sus decisiones y el deterioro de su salud, explica la actriz, “mientras vivía el padre éramos como los peones en el tablero, pero muere y surgen estos individuos deseosos de poder”.

“Después de Ana María, ahora me toca apoyar a otro de mis hijos, es una sorpresa a quien apoyo para el público y para mí; además, mi personaje atraviesa por cuestiones de salud y físicas, algo que no esperaba y que tampoco puede controlar”, agrega Rosa María. 

amt