En 2018, en medio del boom del movimiento #MeToo, Pamela Anderson emitió su postura frente a la naciente lucha feminista mundial que surgió por las diferentes denuncias por abuso sexual en contra del productor Harvey Weinstein, que derivó en su detención:
"Creo que este feminismo puede ir demasiado lejos… soy feminista, pero creo que esta tercera ola de feminismo es aburrida. Creo que paraliza a los hombres"
Sus palabras en el programa de televisión australiano 60 Minutes, no eran una transgresión al movimiento, al contrario, se declaró feminista. Ahora, la actriz y modelo, símbolo sexual de los años 90, es el personaje central de una de las series más publicitadas al inicio de este 2022, Pam and Tommy.
El programa televisivo se erige sobre un potente discurso feminista: la lucha de la decisión de la mujer ante el machismo y sus estereotipos sexuales, la violencia tan domesticada por la sociedad contra la que luchó la artista.
Lily James, caracterizada hasta el último detalle para asemejarse a la modelo y graciosamente (porque la producción se presenta como una sátira) perfecta en el papel de Pam, representa este enfrentamiento cultural tras el robo y publicación del video sexual con su entonces esposo Tommy Lee, el controvertido baterista de Motley Crue. Esta exposición fue el primer video sexual de famosos hecho público y que detonó un nuevo mercado paparazzi, uno que apela a la violación de la intimidad.
La serie presenta a la exactitud el papel de la superestrella de Baywatch como lo que fue en esa controversia: una víctima.
“Que yo no tengo derechos, por que pasé mi vida pública en traje de baño. Porque yo tuve el atrevimiento de posar para Playboy. Pero no pueden decir que las putas, y es lo que dice esta sentencia que soy, por si no lo entendieron. No pueden decir que las putas no pueden decidir lo qué pasa con las imágenes de su cuerpo, que yo no puedo decidir lo que le suceda a mi cuerpo”.
En la actualidad, un robo o filtración de material sexual privado puede tener repercusiones en diversos países, pero a finales del siglo pasado, cuando ocurrió este hecho, era impensable. En el capítulo 6, Destroyer of the Worlds es una declaración cruda, violenta y agresiva de los estigmas culturales del machismo sobre la mujer. Pam es enfrentada a un interrogatorio por defenderse de la filtración. Lily James transmite impecable el dolor, el coraje y la vergüenza del escrutinio. Insisto, simplemente perfecta.
Antes, una línea de diálogo de Pam con Tommy, protagonizado también impecable por Sebastian Stan, muestra el sentimiento de sacrificio histórico:
“Es porque soy una mujer, carajo. Escúchame bien, todo el mundo creerá que eres genial; por esto, a ti te chocarán los cinco en la calle y a mi, me harán quedar como una zorra en el mundo… tú no tienes que lidiar con esta mierda”.
Tras ocho capítulos, la producción de Star Plus, sí, muy exagerada por momentos para dar pie a su tercer protagonista Rand (Seth Rodgers) representa la travesía de una mujer para decidir en un mundo de hombres, una declaratoria frontal en tiempos de defensa. Otro diálogo femenino, el de Gail Chwatsky (Mozhan Marnò) marca esta directriz.
“No es fácil para ninguna mujer, estamos programadas de nacimiento a decir ‘sí’ a los hombres”.
evt