Convertirse en Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa, y trasladar sus claroscuros a la pantalla fue uno de los retos más grandes para Jorge A. Jiménez, el protagonista de Pancho Villa: El Centauro del Norte, la serie dirigida por Rafael Lara que esta semana llega a Star Plus para contar parte de la historia del revolucionario mexicano.
La serie ofrece un retrato profundo de Villa, para lo cual, Jorge A. Jiménez enfrentó a un desafío actoral importante, “debido a la trascendencia histórica que el personaje representa para México y la Revolución”, dijo en entrevista con MILENIO; y es que el trabajo previo al rodaje implicó “una amplia investigación en colaboración con cronistas e historiadores”.
“El reto fue ser él, lo que significa para el país y para la historia de México, eso de entrada era algo muy grande. Actoralmente, buscaba ser un Pancho Villa alejado de las parodias y las copias, quería acercarme a su esencia, a través del guión, de sus fotografías y de lo que leí, el reto siempre fue ser fiel a su imagen”, explicó Jiménez, sobre su preparación.
“La serie no es complaciente, aquí vemos el lado humano, siempre fue la idea del proyecto, sin tomar bandos del bueno o el malo, sino al personaje humano, donde vemos las diferencias de los oscuros y los claros, las cosas buenas y las malas, tener esa posibilidad de hacer estas capas que no se presentan seguido en los personajes fue un sueño”, agregó.
Parte de la investigación personal que realizó Jiménez lo llevó a estudiar las fotografías reales de Villa, lo cual le permitió capturar la esencia del líder revolucionario al agrupar las fotografías en secciones temáticas, como momentos reflexivos o escenas donde el Centauro del norte estaba rodeado de gente, buscó comprender su estado mental y sus motivaciones.
“Me enfoqué mucho en sus fotografías para traducir lo que veía y tratar de adivinar lo que ocurría en cada imagen, las fui agrupando por secciones, donde lo veía pensativo, donde estaba rodeado de su gente. Quería identificar qué pasaba por su mente, por qué tenía ciertas posturas, qué lo llevaba a hacer lo que hacía y eso me ayudó a darle vida”, dijo el actor.
“Fueron dos meses estudiando, leyendo y preparándome; luego vino la preparación física con caballos y armas, el caballo era una extensión de Villa. Ya sabía usar armas por otras producciones, pero jamás me imaginé que iba a andar a caballo con cien revolucionarios atrás y disparando, sí hubo esa preparación para llegar al set a vivir la revolución”, explicó.
Una producción a lo grande
Entre los retos que asumió Jorge para dar vida a Villa destaca su trabajo sin dobles, siendo las batallas a caballo su mayor desafío durante el rodaje. A pesar del riesgo que esto implicó, el actor salió victorioso de las escenas bélicas gracias a su preparación física y al vínculo que logró con su caballo, a quien le hablaba para lograr una conexión auténtica.
“Estar en una producción de esta magnitud no es algo que pase todos los días, fue increíble, sobretodo siendo un proyecto de época, he hecho otros proyectos de épocas más recientes como Colosio, pero el ver esto, con cientos de personas caracterizadas, las batallas, todo lo vivías de una forma tan real que fue algo único”, explicó Jorge, sobre el rodaje.
“De pronto te decían “aquí hay bombas”, entonces escuchabas “acción” y tenías que hacer todo como estaba marcado y sobre un caballo, siempre existía un peligro latente, pero todas las escenas de riesgo las hice sin dobles, por elección, obviamente estuve cuidado, pero lo más complicado eran las batallas a caballo, eso de entrada, ya era un riesgo”, dijo el actor.
Tal riesgo quedó claro durante las primeras escenas que filmó la producción, “habían colocado tierra sobre el cemento como parte de la escena y yo iba a caballo y se resbaló y fuimos al suelo los dos, era la primera vez que montaba en escena, gracias a dios no pasó nada, pero ahí supe que debía crear un vínculo con el caballo”, explicó Jorge.
Su entrenador le indicó cómo lograrlo, “comencé a hablarle, Anaya, el entrenador, me decía “el caballo sabe si tienes miedo, pero si hay conexión el caballo hará lo que quieras”, y sí, el caballo reaccionaba, luego vi las escenas y no me reconocía, estaba viendo a Pancho Villa a caballo, fue una experiencia inolvidable, porque eso no es normal para mí”, agregó.
Un Villa nunca visto
La historia es de quien la cuenta, y en esta ocasión, la producción encabezada por Rafa Lara buscó acercarse de la forma más honesta a un personaje que, lo mismo, ha sido retratado como héroe o villano, “sabemos que la historia de la revolución está llena de traiciones, por lo cual se volvió interesante explorar este capítulo de Pancho Villa”, dijo Jiménez.
“Al momento de leer los guiones me di cuenta que íbamos a hacer algo que jamás se ha contado, porque por lo regular lo retratan como el bueno, el malo o el héroe, pero aquí vemos al ser humano, con virtudes y errores, eso fue lo interesante, ver más allá del héroe, aquí no es tomar bando, sino contar lo que fue, como actor lo tuve que defender”, agregó.
De acuerdo a su protagonista, la serie ofrece “a un Villa que yo jamás había visto, sabemos por la escuela quién era Pancho Villa, muy por encima, pero, a menos que investigues no lo conoces, y yo descubrí cosas que ni sabía y que ni imaginaba, detalles como que él no tomaba, y no solo no tomaba, estaba en contra del alcohol, era enemigo del alcohol”.
“Le gustaban mucho las malteadas o la nieve de fresa, no te imaginas a Villa con un helado de fresa. Tenía interés por la educación, él no sabía leer hasta que fue grande, y cuando se convirtió en gobernador de Chihuahua hizo escuelas, eso me sorprendió, porque quería que los niños tuvieran educación y eso habla de una persona que buscaba un cambio”, comentó.
caov