Esta semana se estrenó Una película de policías, el trabajo experimental de Alonso Ruizpalacios que transita entre la ficción y el documental para lograr una radiografía de la policía mexicana. Documentar la cadena de extorsiones de uno de los grupos más difíciles de permear no fue labor sencilla, pero se logró a través de dos personajes reales que formaron parte de esta institución y que accedieron a compartir sus historias.
“Sabíamos que estábamos tratando con un tema complejo, y encontramos a dos personajes entrañables. Llegamos a Teresa y Montoya por dos lados: por Alexandra Zapata, una de las productoras asociadas que trabaja en el tema de política pública y que había entrevistado a Teresa para un blog; y también a través de Rodrigo Canales, uno de nuestros asesores que también había entrevistado a Teresa”, dijo a MILENIO Alonso Ruizpalacios.
“La película tuvo muchos asesores en el proceso de investigación, gente que trabaja en seguridad pública tratando de reformar la policía y de hacer programas que conduzcan a una policía de cercanía y a un nuevo pacto entre ciudadanos y policías. Tanto Alexandra como Rodrigo nos dijeron que teníamos que conocer a Teresa, la entrevistamos y nos contó una historia que terminó siendo la primera escena de la película: la del parto”, dijo.
En los primeros minutos de Una película de policías una mujer embarazada pide asistencia médica, al no recibir respuesta, su familia llama a la policía esperando que puedan hacer algo, al lugar llega Teresa en su patrulla, quien tampoco logra conseguir ayuda y los gritos de desesperación de la mujer la llevan a improvisar y recibir ella misma al bebé. Es cuando conocemos a María Teresa Hernández Cañas, policía de vocación. “Teresa cuenta su vida de una forma graciosa y entrañable, pero al mismo tiempo triste. Lo que nunca faltó fueron esas ganas de compartir su vida y sin eso no habría sido posible hacer esta película”, dijo.
Seres humanos
A partir de ese momento comenzó el trabajo más complejo: contar las vidas de Teresa y Montoya a través de un documental ficcionado; para ello se sumaron Mónica del Carmen y Raúl Briones, dos actores que se entrenaron como policías en una academia. El guion se desarrolló a partir de los testimonios de Teresa y Montoya y después los actores hicieron lip sync a estos testimonios, lo cual implicó un arduo trabajo de preparación.
“A pesar de ese proceso tan arduo de entrar en la academia, de pasar horas aprendiendo los dispositivos que quería Alonso, lo benéfico del proceso es que esta historia invita al espectador a un viaje especial, la tropa es importante y es un camino honorable, somos personas que vivimos en sociedad y vivimos de cerca los abusos y mecanismos de corrupción, pero también somos partícipes”, dijo Mónica sobre su preparación como policía.
“Cuando comencé este proceso sentí miedo, porque tenía ideas de lo que se supone que es la formación policiaca y por lo que sí ha hecho la policía en términos de represión, pero al mismo tiempo había una especie de carta de amor al proceso actoral que ofrece Alonso con esta película, había muchos elementos que me daban miedo, pero al mismo tiempo se me cayeron prejuicios enormes que tenía respecto a la policía”, agregó Raúl Briones.
Realidad nacional
Con este experimento fílmico, Alonso combina una historia de amor con una denuncia contra la corrupción de la policía en México. A lo largo de la película escuchamos los testimonios reales de Teresa y Montoya, mientras Mónica y Raúl les dan vida, para contarnos cómo se conocieron, cómo llegaron a convertirse en “la patrulla del amor”, pero también cómo la institución a la que entraron por amor y convicción terminó por decepcionarlos.
Ambos cuentan sus historias de cómo entraron a la academia y a la institución. Juntos detienen criminales, como lo desearon, pero al mismo tiempo que aceptan la llamada “mordida”, también pagan extra por tener mejores equipos de protección, mejores pistolas o chalecos antibalas. Estas son las dos caras de un sistema corrupto que envuelve al cuerpo policíaco en Ciudad de México. Esta fue la materia prima de la película.
“Hablamos sobre la importancia de humanizar a la policía, hay muchas historias sobre las víctimas, pero siempre es un reto más grande poder abordar la perspectiva del victimario, eso siempre lleva a conversaciones más complejas. Alonso logra jugar con las expectativas del público, de los ciudadanos, embarcarlos para derrumbar los prejuicios con los que todos llegamos a ver a la policía”; comentó Elena Fortes, productora del filme.
“Durante años se ha hablado de cuáles son las posibles soluciones para la institución, pero lo que buscamos era generar una conversación, que conozcamos en el viaje nuestra relación con la policía y cómo somos corresponsales; también es una historia con la quizá puedes reírte y frustrarte, eso necesitábamos para hablar de este tema y la única forma de hacerlo era tomar riesgos”, agregó Daniela Alatorre, productora de Una película de policías.
Durante este proceso, ni Mónica ni Raúl conocieron a Teresa y Montoya. Entraron a la academia de policías sin saber los personajes que interpretarían, incluso sin leer un guion, pero siempre confiaron en el profesionalismo de Ruizpalacios. Fue hasta el cierre de la película que ambos actores se encontraron con los verdaderos protagonistas y pudieron intercambiar charla con ellos respecto a sus vidas dentro de la policía mexicana.
Éxito internacional
La película tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Berlín, donde ganó Oso de Plata por Mejor Edición; la semana pasada se proyectó como parte de la competencia oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia, luego llegó a salas selectas de cines mexicanos y ayer comenzó a transmitirse finalmente en Netflix.
Claves
InternacionalEl filme participó en el Festival de Cine de Berlín, donde obtuvo el Oso de Plata, por su contribución artística sobresaliente.
FICM
Su presentación en México se llevó a cabo en Morelia, donde recibió excelentes críticas, al mostrar un lado diferente de la autoridad.
El cineasta Ruizpalacios es egresado de la Royal Academy of Dramatic Art en Londres y ha dirigido filmes como Güeros y Museo.
bgpa