Una aventura llamada 'Telekinder'

Edición Fin de Semana

El programa pionero de la televisión educativa en México se transmitió durante cinco años conducido por Pepita Gomís, quien abandonó su carrera como historiadora para convertirse en una maestra entrañable.

Una aventura llamado 'Telekinder' (Especial).
Anamari Gomís
Ciudad de México /

La mañana del 26 de diciembre de 2021 murió Pepita Gomís, historiadora de formación, presentadora de televisión y pionera de los contenidos audiovisuales educativos en México. 

Para recordarla, rescatamos este texto, publicado originalmente en octubre de 2020, sobre el icónico programa que durante cinco años se transmitió en Telesistema Mexicano. La autora es la escritora Anamari Gomís, hermana de Pepita.

Veo con horror la desesperación de los padres de niños y jóvenes que “asisten” a clases por medio de Zoom, de Meet o de quién sabe qué plataforma procurada por los colegios. Los profesores de seguro se inquietan también, como me ocurre a mí durante mis encuentros virtuales con mis muchachos universitarios. Millones de alumnos de preescolar y de grados superiores precisan atender sus cursos en forma virtual. Y no resulta nada fácil. La nueva normalidad nos deposita del otro lado del espejo, donde al principio hay oscuridad y desconocimiento.

Las clases televisadas, en estos tiempos pandémicos, son necesarias, sobre todo en lugares remotos donde la gente no puede hacerse de aparatos ni de internet. Un televisor acoge a varios alumnos y esto es fundamental para muchas comunidades.

Universo infantil en TV

No nada más en esta dilatada etapa del amenazador coronavirus es que se ha procurado la televisión educativa. En los lejanos años 60 el programa Telekinder, que condujo Pepita Gomís, fue célebre. Los niños de entonces en Ciudad de México y en muchos otros lugares de la República, se enchufaban una hora a sus televisiones. Eran pequeños en edad preescolar y Telekinder estaba diseñado para entretenerlos y transmitirles conocimientos ad hoc para ellos.

Mientras Pepita tramitaba sus documentos para presentar su examen de maestría en Historia de México, Luis de Llano Palmer, al frente de Telesistema Mexicano (por arriba suyo sólo Emilio Azcárraga Vidaurreta comandaba), pidió que la convocaran a un concurso para un programa de televisión dirigido a los niños. Muchas jóvenes se presentaron y Pepita ganó, supongo que por sus dotes como maestra nata, más allá de la amistad entre mis padres y Luis de Llano y de su entonces esposa, la actriz María Rivas.  

No me imagino cómo puede alguien montar un programa sin conocerlo, sin set acondicionado, sin alumnos, sin música, sin pizarra y además contar un cuento infantil, cuando, en ese entonces, investigaba con ahínco para su tesis sobre José María Luis Mora en la conciencia liberal. El universo infantil le quedaba lejos. Pero Pepita lo logró. De ahí viajó a Baltimore y luego a Nueva York a ver el programa Romper Room, del que surgió Telekinder

Se entrevistó con el presidente de Freemantle International, Mr. Talbott, y con su vicepresidente, Mr. Freifeld, productores, entre otros programas televisivos, del mencionado Romper Room. Transcurría el otoño de 1963 y Talbott y Freifeld apremiaron a Telesistema Mexicano para que el "Romper Room mexicano" iniciara antes de que acabara el año, con Pepita como conductora. Mi hermana presentó su examen de maestría a finales de octubre y en noviembre dio inicio Telekinder

Cada semana asistían seis niños que previamente se inscribían. Allí empezaba el encanto, con ellos, porque se sustraían a las cámaras y se dedicaban a disfrutar, a ser ellos mismos. Pepita Gomís previamente se había aprendido los nombres de todos e incluía todo el tiempo “a los amiguitos en casa”. Telekinder se había diseñado para enseñar deleitando, como propuso también Baltasar Gracián en la España del barroco. 

Las canciones del Romper Room las tradujo mi hermana y contó siempre que la ayuda del pianista Pepe Agüeros. El director de cámaras, Miko Villa, seguía hábilmente los movimientos de los preescolares durante las rutinas. Había una que se trataba de “cabalgar” en un palo de madera que llevaba una cabeza de caballo hecha con tela. Alguna vez una amiga le preguntó a Pepita si no le daba vergüenza brincar por el set con ese ridículo aparejo. Ella le contestó que no, que se sentía una niña más jugando a una realidad de mentiritas. 

Cada día había un tema y canciones interactivas muchas de ellas, lectura de cuentos, la presencia de personajes importantes, que eran dos abejas: el señor Sipi y el señor Nopi, que mostraban lo que los niños deberían hacer y lo que no deberían hacer. El escenario muy sencillo, permitía el desarrollo de las muchas actividades. A veces llegaba de invitado Bozo, el payaso.

Un dato curioso es que estuvo en la SEP prohibido cantar canciones de Cri-Crí en los niveles de preescolar. A Pepita le parecía una locura y fue a contárselo a don Emilio Azcárraga Vidaurreta, siempre muy receptivo a los asuntos de Telekinder. Pepita le guarda enorme afecto.

“Usted cante canciones de Cri-Crí, Pepita, Telesistema Mexicano no se rige por la Secretaría de Educación. Nada más faltaba que nos negaran la inclusión de un gran compositor de este país”, le dijo.

Y así fue que la “Negrita cucurumbé”, “El ropavejero” (“Ahí viene el Tlacuache/ Cargando un tambache/ Por todas las calles/ De la gran ciu¬dad…”), “El comal y la olla” y tantas otras canciones siguieron sonando en Telekinder

Supongo que uno de los grandes atractivos del programa residía en que se trataba de un espectáculo “en vivo”. Eso que sucedía era inmediato, era televisión. Y cuando la conductora sorprendía, hacia el final del programa, a algunos amiguitos en casa, y los saludaba a través de un espejo mágico, (una suerte de raqueta sin red) los pequeños aludidos, cuyas madres, tías y hermanas habían enviado sus nombres, se sentían felices, porque ocurría la magia.

Telekinder con Pepita Gomís se mantuvo de noviembre de 1963 a finales de 1968. Los niños de aquella época lo recuerdan con entusiasmo.

Pepita siguió participando en televisión educativa. Condujo junto con Pepe Ruiz Vélez Qué saben los niños, dirigido a estudiantes de primaria, y La vuelta a México en 60 minutos, que se abocaba a la geografía de nuestro país (ella escribía el guión y conducía con Rubén Zepeda Novelo). Más tarde, con Genaro Moreno, hizo El cofre del tesoro y del saber. En el ínter abrió el colegio bilingüe Jardín de niños Pepita Gomís, que integró los estudios de primaria. 

Hacia los años 80, propuso para Radio Televisión y Cinematografía (RTC) el programa televisivo Caminito, en el que los niños se referían a la cultura de sus estados de origen. Muchos pequeños invitados eran indígenas que hablaban español y su propia lengua. Para mí hermana resultó muy gozoso conducir programas dirigidos a niños y jóvenes en los que todos aprendían, incluida ella misma. La televisión, además, es un bicho rejego que se mete en el cuerpo, es un lenguaje que fascina y, como casi todo en la vida, el bicho se queda pero los programas están sujetos a los vaivenes del tiempo, del rating, de la buena o mala disposición de los productores y continúan o simplemente se terminan.

El asunto es que la televisión educativa en México ha recorrido un largo camino y Pepita Gomís, mi hermana, transitó, con honores, esa ruta. 

Televisión educativa...

Pepita Gomís, además de 'Telekinder', participó en otros programas educativos por televisión: con Pepe Ruiz Vélez condujo 'Qué saben los niños', dirigido a estudiantes de primaria; con Rubén Zepeda Novelo 'La vuelta a México en 60 minutos', que se abocaba a la geografía de nuestro país (ella escribía el guion); con Genaro Moreno hizo 'El cofre del tesoro y del saber' y hacia los años 80, propuso para RTC 'Caminito', en el que los niños se referían a la cultura de sus estados de origen. Muchos pequeños invitados era indígenas que hablaban español y su propia lengua.


La conductora disfrutaba el tiempo que pasaba con sus “alumnos”.

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