Por años, las buenas historias sobre la comunidad LGBTQ+ en la pantalla fueron un campo exclusivo para el mercado anglo y europeo, México venía muy detrás de historias como Queer as Folk, Veneno, Feel Good, Gender Derby, Looking y tantas otras, pero Ernesto Contreras llegó a la escena para marcar una diferencia con Tengo que morir todas las noches, la serie que llega a Prime Video como una adaptación de las crónicas de Guillermo Osorno.
En esta historia, Contreras cuenta lo ocurrido en el Bar 9, un antro gay que en los años 80 se convirtió en el lugar de encuentro para la comunidad LGBTQ+, un sitio underground en el que se gestaron ideas de vanguardia sobre la diversidad, “a mí me encanta hablar de las relaciones humanas y me parece importante hablar de la normalización, la visivilización y la representación”, dijo Ernesto Contreras a MILENIO.
“Vamos viendo la apertura que hay hoy de los estudios y me enorgullece que esta es la primera serie queer que se ha hecho en México, sino es que, en Latinoamérica, porque esta es una historia que nos ofrece un abanico de personajes lesbianas, gays, trans, travestis, hay de todo y eso es parte de la apuesta con mucho amor y respecto, con perspectiva de género, sin caricaturizar, lejos del cliché, fue un trabajo autentico y de corazón”, agregó el director.
A lo largo de ocho capítulos, la serie plantea los conflictos que enfrentó la comunidad en la lucha por sus derechos. Si bien, en materia legal y de derechos humanos hay un terreno ganado, aún falta un largo camino por recorrer, y “la serie es un retrato de esa década de la que se comenzó a gestar mucho de lo que hoy se tiene, esa época efervescente, llena de brillo, de energía, de luz e identidad, pero al mismo tiempo de una represión terrible”, dijo.
La historia lo demuestra, a finales de los años 70, cuando se realizó la primera marcha gay en México, “aún se consideraba la homosexualidad como una enfermedad mental”, explicó Contreras, pero luego llegaron los 80 y con ellos “una época de la apertura, del luchar por ser; por eso es importante hablar de esa parte, de la vibra, la fiesta, el sexo, las drogas y por supuesto, la llegada del sida a nuestro país”, agregó el showrunner de la serie.
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Tengo que morir todas las noches arranca su episodio con una redada al Bar 9, donde se aprecia la brutalidad policiaca, “debemos que reconocer que hay temas que siguen vigentes, tanto como en aquel entonces, los crímenes de odio y la homofobia son un tema por resolver. Tan solo lo que ocurrió esta semana con el evento desafortunado del Infonavit, destruyendo estas banderas, podría haber sido una escena terrible de nuestra serie”, dijo.
“Hay problemáticas que siguen vigentes y esta serie es un espejo de ello, por eso la serie está dedicada a todas esas tribus disidentes que abrieron el camino para las nuevas generaciones; también está dedicada a quienes lo viven actualmente y están en la lucha constante por los derechos, la serie es una celebración a esa comunidad”, agregó Contreras sobre la serie que, además de retratar el Bar 9 ofrece un retrato de México.
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Revive recuerdos con nostalgia
Tengo que morir todas las noches narra la vida de Guillermo, un chico que llega a Ciudad de México con el deseo de convertirse en periodista, que al mismo tiempo encontrar su lugar en el mundo, en particular uno que le responda a su necesidad de identidad y pertenencia, “al igual que él, yo conecté con la historia, fue a través de la memoria, porque en parte fue mi propia experiencia”, explicó Ernesto Contreras sobre su llegada a la capital.
“Llegue a vivir a Ciudad de México por la misma época y llegué a descubrir el monstruo que representaba este espacio;me relaciono con lo que vive el protagonista. Eso es lo importante, conectar con esos años y si son de las nuevas generaciones echar un vistazo a lo que fue. Se cuenta si pudor y normalizando las cosas, por fortuna tuvimos libertad creativa para lograrlo, tanto Alex Zuno, el otro director, como yo”, agregó.
Historia de amor lésbico
Parte de la historia centra su foco en los personajes de Gloria y Aída, dos muñeres lesbianas, interpretadas por Silvia Navarro y Cristina Rodlo, que buscan abrirse paso en la industria musical,
“Queríamos que se sintiera el amor entre ellas, que el público entendiera el proceso de Aída y el de Gloria, porque Aída se está descubriendo, pero Gloria lo tiene todo claro —contó en entrevista Cristina Rodlo—. Varias veces nos fuimos a echar cafecitos para establecer la deconstrucción de los personajes, de cómo se conocieron, quién se acercó a quién. De hecho, tenía otro final nuestra historia, pero fue tan bello lo que hicimos que el final se cambió completamente”.
El deseo por volver a México a filmar una historia estuvo presente para Cristina, desde hace unos cuatro años, “pero no encontraba algo que me moviera, que me retara, que sí dejara algo; lo que hace Aida sí dice algo, lo que fue el Bar 9 fue una comunidad en un antro, donde podían ser ellos sin ser juzgados y criticados, hasta que el odio se manifestó como respuesta del miedo a lo diferente”, dijo la actriz.
MGR