Las crisis de la adolescencia, el duelo y el reconocimiento de la identidad sexual son los argumentos centrales de Todos los incendios, la ópera prima de Mauricio Calderón que esta semana llega a las salas de cine mexicanas como una oda a la diversidad y la inclusión que, a decir de su director, busca ampliar la conversación entre los adolescentes y sus familias para generar mayor entendimiento y empatía.
“Los temas sobre diversidad han tenido un avance, hay más aceptación, los chicos asumen su sexualidad de una forma más fluida; hace 15 años no era así. Queríamos que la historia se contara a finales de los dos mil, época en la que un chico como Bruno tenía que buscar en internet el significado de la palabra queer”, dijo Mauricio Calderón a MILENIO.
“Si esa esencia de la historia la traemos a la actualidad no funcionaría, porque hoy todos los chicos saben lo que significa; las cosas son distintas, a pesar de que aún faltan caminos por recorrer”, agregó Calderón, sobre esta historia con temática LGBT+ que estrena durante el Mes del orgullo como una de las opciones para celebrar la diversidad y la libertad de ser.
La cinta se ubica en 2008, Bruno pierde a su padre y encuentra en el fuego la forma de hacer catarsis. El fuego es una metáfora del camino y la transformación del personaje, a medida que crece la confusión de Bruno se quema algo más que cosas físicas: arde la duda, la contradicción y una necesidad por entender quiénes somos: “Lo que se llama crecer”.
“Uno de los primeros elementos sobre el que quería escribir era el fuego, lo considero poderoso y simbólico; es una metáfora del cambio que hay en el personaje. La película viene de querer escribir sobre este tema, pero también tiene vivencias personales, aunque no es autobiográfica”, dijo Mauricio, sobre la historia que fue su trabajo de tesis.
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“Queremos que todo tipo de gente vea la película, pero nuestro público meta son los adolescentes; que quienes no crecieron en esa época se den cuenta de cómo vivían las juventudes, y para quien tienen 30 o más reconecte con ese lenguaje”, aseguró Mauricio Calderón.
Si bien, las historias LGBT+ tienen mayor apoyo desde hace unos años, sigue siendo primordial que existan más incentivos para visibilizar y concientizar sobre temas de diversidad e inclusión: “Nuestro proceso fue afortunado, han cambiado cosas; a las distribuidoras sí les daba un poco de miedo confiar en estos proyectos queer, pero creo que en años recientes confían más y les gusta este tipo de historias”, explicó Calderón.
“Se ha comprobado que las historias LGBT+ atraen a un público muy específico, pero creo que puede ir más allá de la comunidad; los temas entran también en el terreno de lo familiar, no es una película sexualizada. Los adolescentes pueden llevar a sus padres para iniciar una conversación al salir de la sala de cine, para sentirse más aceptados”, agregó.
El personaje esperado
La historia tiene como protagonista a Sebastián Rojano, quien fue premiado como Mejor actor durante la edición del año pasado del Festival Internacional de Cine de Morelia, “Bruno es el primer personaje que realmente me exige el uso de mis herramientas como actor, tenía pocas en ese momento, pero por fin me pude enfrentar a crear un personaje, fue ese primer paso para aventarme al abismo como actor y fue maravilloso”, dijo.
Sobre cómo conecta con el protagonista, Sebastián dijo: “Durante el rodaje tenía 18 años y no estaba alejado del proceso por el cual pasa Bruno, este abismo de encontrar tu propia identidad, de saber quién eres, esa confrontación con uno mismo, eso que nos atraviesa a todos, en ese momento estaba muy conectado con lo que pasé en mi adolescencia, la incertidumbre, el miedo, intenté equilibrar eso en el viaje del personaje”, agregó.
MGR