Trajeado de azul con zapatos color vino, camisa negra y sombrero del mismo color, Joaquín Sabina salió a escena en el Coliseo Centenario, visitando por primera vez la región lagunera.
Fue casi a las 21:30 que el español apareció en medio de los gritos de las decenas de fans que se dieron cita en las instalaciones de este lugar, punto marcado en la gira “500 noches para una crisis”.
Comenzó cantando “Ahora”, pieza que está en su disco “19 días y 500 noches”, en el que esta agenda musical se basa. Más repuestito, cachetón, Sabina fue ovacionado por el público.
Este hombre, la mejor de las malas compañías, se dirigió a los laguneros con un saludo: “buenas noches Coahuila; buenas noches Torreón, arriba el Santos”, y más le aplaudieron.
En excelente acompañamiento musical, el sonido de sus ya míticas canciones, y sus letras que todos corearon, Joaquín Sabina también tuvo el apoyo de una corista al estilo cantaora, de labios carmín.
Un escenario con cortinas de color rojo, aterciopeladas, fue el marco ideal para una noche que muchos laguneros esperaban desde hace años.[OBJECT]
Así mismo, una pantalla mostraba gráficos, dibujos hechos en especial para la gira, algunos de los cuales tenían movimiento, cerraban ojos, abrían bocas, líneas gruesas pero concisas y que ayudaban en la narración de cada una de las historias sabinescas.
El flaco de Úbeda, ya no tan flaco, cantó enseguida “19 días y 500 noches”, interactuando con los asistentes, que formaron un mar de teléfonos celulares en mano, grabando a Sabina, o tomándole fotos.
Luego, cantó sobre la mujer que tenía ojos color verde mariguana, en “Barbie súper star”, en su tercera interpretación.
La noche fue buena y generosa, el calor no se dejó sentir como acostumbra. “Donde habita el olvido”, “A mis cuarenta y diez”, “Ese no soy yo”, estuvieron también en el repertorio.
“Peces de ciudad” en su belleza, no podía faltar. Sabina incluyó en su concierto éxitos de sus discos anteriores, como “Conductores suicidas” o “Y nos dieron las diez”, donde La Laguna sacó la garra, por cierto, muchos iban llegando al parecer, después de ir al juego del Santos.
Rememorando a la grandiosa Chavela Vargas, Sabina cantó “Por el bulevar de los sueños rotos”, donde las amarguras no son amargas si ellas las canta.
Posiblemente la canción favorita de la noche, una de las 500 de las crisis. Nos quedan 499.