Ya no hagan olas

Musicópata.

Musicópata
Jaime Almeida
Ciudad de México /

El próximo 9 de julio se van a cumplir 120 años de la muerte de Juventino Rosas, el creador del famoso vals “Sobre las olas”. Pocas historias están tan llenas de curiosos cambios y transformaciones como las que han sufrido esta pieza musical, el nombre del pueblo natal del compositor y el trajín de sus restos mortales. Déjeme contarle.

José Juventino Policarpo Rosas Cárdenas nació el 24 de enero de 1868 en Santa Cruz de Galeana, Guanajuato. Y aquí viene ya un primer asunto: la ciudad cambió de nombre en 1939, cuando la Legislatura local del Estado la rebautizó como Juventino Rosas. Muchos habitantes de la población no estuvieron de acuerdo con el cambio y en 1956 el nombre fue modificado otra vez para quedarse con el que ahora tiene: Santa Cruz de Juventino Rosas.

Cuando él apenas era un niño la familia Rosas se cambió a vivir a la Ciudad de México. La habilidad de Juventino para tocar el violín le valió ser admitido en el Conservatorio Nacional de Música, pero su situación económica era apremiante y tuvo que dejar los estudios para trabajar como músico ambulante y violín de orquestas.

Juventino vivía al sur del Distrito Federal, por la zona de Contreras. Ahí, en sus ratos libres componía piezas bailables y en 1887, mientras escuchaba el rumor de las aguas contaminadas derramadas por fábricas y tenerías, compuso un precioso vals que tituló “A la orilla del Sauz”. Días después le cambió el nombre para llamarlo “Junto al manantial”.

Pero Rosas tenía muchas deudas y decidió vender su vals a la casa editora Wagner y Levin. Le ofrecieron 45 pesos por dos piezas: el vals “Junto al manantial” y el chotis “Lazos de amor”. Para cerrar el trato fue necesario hacer partituras y registrar las obras. El compositor Miguel Ríos Toledano hizo los arreglos para piano cambiándole otra vez el nombre. El 7 de febrero de 1888 en el registro final el vals quedó bautizado bajo el título “Sobre las olas”.

Rosas escribió otras obras que también fueron muy conocidas en su tiempo, entre ellas el vals “Carmen”, dedicado a la esposa del presidente Porfirio Díaz, que llegó a ser tan popular como “Sobre las olas”. Don Porfirio le mandó regalar un piano, pero Juventino lo remató por unos cuantos pesos. La miseria lo había llevado al alcohol y su vida estaba llena de privaciones, a pesar de que trabajaba incesantemente en orquestas y bandas.

En 1894, trabajando para una compañía de zarzuelas, Juventino se embarcó a Cuba donde enfermó y murió el 9 de julio abandonado por sus compañeros y en medio de la indigencia. Fue sepultado en Batabanó, al sur de La Habana. Sobre su tumba alguien escribió: “Juventino Rosas. Violinista mexicano y autor del célebre vals Sobre las olas. La tierra cubana sabrá conservar su sueño”.

Sus restos permanecieron en Cuba hasta julio de 1909, cuando el gobierno mexicano gestionó su traslado a México. Pero ahí no terminó su peregrinaje. En diciembre de 1939 se le exhumó nuevamente para llevarlo a la Rotonda de las Personas Ilustres dentro del Panteón Civil de Dolores en el Distrito Federal donde —al menos hasta hoy— aún reposa el creador del célebre vals que todavía seguimos llamando “Sobre las olas”.

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