Las condiciones deplorables en la que los trabajadores desarrollaban su labor, los orilló -a algunos- a traspasar su negocio junto al de los comerciantes del Mercado Corona y a otros a volver al ambulantaje. Así lo menciona la señora Idolina, locataria de uno de los pocos negocios que aún permanecen abiertos en el recinto.
Sólo quedan vestigios de lo que algún día fuera Plaza Guadalajara, un lugar que aunque nunca fue considerado el más aclamado centro comercial, apuntaba a que los comerciantes del negocio formal e informal incrementaran sus ventas, cuestión que ha quedado en sueños y planes, pues ahora sólo es prueba de una mala administración, descuido y desinterés.
De entrada, el fétido olor que sus locales y alcantarillas desprenden, obligan al visitante a abandonar sin más preámbulo la zona, y los pocos, muy pocos que se adentran se topan con el 85 por ciento de los 335 locales cerrados que por cierto los que aún laboran dentro de las instalaciones, lo hacen entre paredes húmedas y estructuras mal cimentadas -producto de las filtraciones-. Las únicas áreas que permanecen abiertas -en su mayoría- es la de “venta de oro y plata”, algunos puestos de “recuerditos”, más un negocio de alimentos al que está por demás decir, que sólo los comerciantes de la zona le consume.
Los locatarios la están “viendo negras”, invierten más en mantener el negocio que en lo que les reditúa, su única razón para seguir ahí, afirman, es para tratar de subsistir y proteger su mercancía.
“Ya no hay ventas ni con quien platicar, casi todos se han ido, los que seguimos aquí es pa no arriesgar nuestra mercancía (oro y plata) mientras encontramos algún otro lugar”, dijo la señora Idolina.
Afirmó que pese a las bajas ventas, la temporada vacacional de semana Santa y Pascua, les ayudó a recuperar algo de lo invertido. “De pronto la gente bajaba a buscar un baño y cuando nos preguntaban por su ubicación, se quedaban y nos consumían algo”, indicó.
Los locatarios esperanzados aguardan a que el gobierno municipal les apoye, desde el mantenimiento del lugar hasta la remodelación o en su caso, la reubicación de sus locales.
“No nos sale para comer, menos vamos a gastar en la limpieza. Le digo que no es lo que parece a nosotros nos prometieron que nos iba a ir mejor, tanto en seguridad como en economía y en pura palabrería quedó”, finalizó la locataria, molesta y preocupada.