La primera estatua de Porfirio Díaz fue develada en la Plaza Bicentenario en Orizaba, Veracruz.
La ceremonia de develación fue encabezada por el presidente municipal, Juan Manuel Diez, quien manifestó la necesidad de hacerle un reconocimiento dentro de la historia.
Ante autoridades del municipio veracruzano, además, se pronunció porque los restos del ex presidente sean repatriados a México, después de una centuria de descansar en París, Francia.
Durante el acto, afuera de la Plaza, un decena de personas, principalmente simpatizantes de Morena y el Partido del Trabajo, se manifestaron en contra del homenaje a Díaz y lo consideraron como una traición.
Entre gritos de "embustero y traidor", "Va a caer, va a caer, esa cosa va a caer", los inconformes advirtieron que no se consultó a los ciudadanos sobre la instalación de la estatua, además, reclamaron, simboliza uno de los períodos más difíciles de la historia.
Por unos instantes, una de las manifestantes subió hasta el estrado de los maestros de ceremonia desde donde gritó "asesino, asesino", para posteriormente retirarse.
Ante los bisnietos del ex presidente José de la Cruz Eduardo Díaz Gastine y María Eugenia Díaz Gastine, el alcalde destacó la labor de Díaz como un general de orden y progreso.
"Es un reconocimiento al patriota, quien siempre peleó por la soberanía nacional, pero también al presidente que supo gobernar a un país en tiempos difíciles", expresó también acompañado de jefes de manzana de la ciudades.
El acto que se realizó en la ciudad cercana a las industrias textileras de Río Blanco, emblema de las luchas obreras durante el régimen porfirista, fue una ceremonia cívica en la que desfilaron las banderas históricas del país.
La estatua de bronce, elaborada por el escultor Bernardo Luis, tiene una altura de tres metros y veinte centímetros, sobre una base de dos metros y fue pagada del bolsillo del alcalde.