Rodeados de sus once hijos, doña Leonor y don Cruz, festejaron la tarde del sábado los 70 años de su matrimonio en Monterrey.
Esta pareja, unida desde su infancia y felizmente enamorada, es prueba viva de que el amor verdadero existe y puede superar cualquier barrera.
Te acepto enfermedades y pobreza, pero nunca infidelidades
Con amigos y familia como testigos, compartieron la historia de una vida llena de amor, respeto y comprensión.
Para doña Leonor, el compromiso de vida que formó con don Cruz comenzó con una promesa clara.
“Yo te acepto enfermedades y pobreza, pero mentiras e infidelidades no”, le dijo en su juventud, recordando cómo sus propias vivencias la llevaron a tomar esa decisión.
En su infancia, su madre sufrió la violencia de su padre, y ella juró romper con ese ciclo para siempre. “Jamás hubo violencia entre nosotros”, afirmó con orgullo.
Cada vez que enfrentaban problemas, preferían hablar a solas en el parque mientras sus hijos jugaban, volviendo a casa como si nada hubiera pasado, un acto que sembró en su familia un ambiente de paz y respeto.
Historia de amor comenzó entre risas e inocencia
Doña Leonor relató cómo comenzó la historia de amor con don Cruz, lleno de inocencia y risas.
Ella, apenas una niña, iba al monte a cortar nopal para comer, y aunque el terreno era de la familia de don Cruz, él no estaba dispuesto a dejar que se los llevara fácilmente.
“Nos perseguía, nos echaba los perros y nos aventaba piedras”, recordó entre risas. En aquel entonces, la diferencia social parecía una barrera: ella provenía de una familia humilde, mientras él vivía con más comodidades; Sin embargo, con el tiempo, don Cruz comenzó a hablarle e invitarla al cine.
Aunque al principio doña Leonor lo rechazó, una vecina le reclamó celosa y eso fue suficiente para que ella reconsiderara.
“Ahora para que se le quite, le voy a decir que sí”, pensó en aquel momento, y así, nació un amor que no se ha extinguido.
La pareja ha sido testigo de los cambios de la vida, pero su amor ha permanecido constante.
“Nosotros no nos enojábamos delante de los hijos”, dijo don Cruz. Para él, comprender a su esposa y respetar a su familia siempre fue una prioridad.
Entre consejos, mencionaron la importancia de no hacer “una tormenta en un vaso de agua” y saber reconocer los propios errores.
“Aunque sea fuerte el enojo, el amor nos hace aceptar y comprender quién tiene la culpa”, aseguró don Cruz, dejando claro que el respeto y la empatía han sido claves para su unión.
Doña Leonor y Cruz se casaron un 6 de noviembre de 1954 por lo civil, y al día siguiente en la iglesia, en una ceremonia sencilla en la colonia Moderna.
“En nuestra boda dimos sándwiches, porque eso era lo que se usaba”, contó con una sonrisa, recordando aquellos días con cariño.
Amor será hasta que Dios los separe
El vínculo que los une es profundo. Don Cruz mencionó su rutina diaria de llevar a su “viejita” a la cama y prepararle su chocolate, como una muestra de su devoción. “Eso es lo que amo de ella”, expresó con ternura.
Doña Leonor, con la mirada fija en su esposo, agregó, “Todavía te sigo amando y respetando… siempre te he dicho que hasta que Dios nos separe, porque él es el único que nos va a separar de nuestro amor”.
En esta celebración de amor verdadero, Leonor y Cruz nos recuerdan que el respeto, la comunicación y el compromiso pueden vencer cualquier obstáculo.
Después de siete décadas, su historia continúa inspirando a quienes buscan un amor que trascienda el tiempo y los desafíos de la vida.
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