El problema de desabasto de agua potable sigue cobrando relevancia y, si la situación es intolerable en la mancha urbana de los municipios, en la parte rural es todavía más complicada porque agudiza la situación de marginación de sus habitantes.
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Es el caso de las comunidades de San Felipe, San Miguel, Santa Sofía, San Patricio y Gatas Mochas en San Pedro de las Colonias, municipio ubicado a 60 kilómetros de Torreón y donde la situación de carencia de agua rebasó desde hace años a su gobierno.
“No todos los días sale agua y por esto tenemos que comprarla. El Simas ya tiene tres semanas que no se para con una pipa, dicen que la van a mandar y luego cuando llamamos ya ni nos contestan porque reconocen los números”, manifestó Elvira Rentería, vecina del ejido San Felipe.
Cobran sin falta
Indicó que pagan por un servicio deficiente e incluso para que el gobierno municipal les surta agua en pipas deben perseguir a los conductores y “darles para el refresco, pues de otra forma no dejan nada”.
Esperanza Cháirez, otra de las habitantes del ejido, mostró que para tratar de sacar algo de agua ella y sus vecinos tuvieron que escarbar hasta dos metros para colocar una bomba, aunque tampoco es suficiente para todas las labores domésticas a lo largo del día.
Ella vive con su esposo, José Luis González Rentería quien incluso aseguró que en los últimos días les cierran más temprano el flujo de agua cuando tienen por la mañana.
“Tenemos dos semanas que nos la cierran más temprano en las mañanas cuando tenemos y le hemos dicho varias veces a la persona que viene a cobrar, pero responde que no tiene nada qué ver”.
José Luis es melonero y en esta temporada reconoce que apenas puede costear el costo de comprar agua de una noria que tiene un agricultor para sus labores domésticas, así como de garrafones para el consumo humano, cuando no les alcanza la poca que sueltan a las siete de la mañana durante menos de media hora.
Otro de los pobladores es Ismael Carrillo, quien tiene una familia conformada por siete personas, y para tener algo de agua para labores elementales como lavar ropa y bañarse tiene que acudir al ejido Tacubaya que está a 15 kilómetros para llenar un tanque de mil litros, aunque con una persona que tiene una noria particular.
“La noria es de un conocido que la usa para su siembra y los animales. Me gasto por llenar un tanque de mil litros 40 pesos en cada viaje y por semana me gasto hasta 160 pesos”.
Aunado a eso, destacó que debe invertir a la semana cuatro garrafones de agua para que su familia tenga para beber y cocinar.
“El agua de la noria no la podemos tomar y cada garrafón nos cuesta 17 pesos, aunque también pagamos los recibos de agua mensuales pese a que nada más tenemos un chorrito durante la mañana como por media hora”.
Reclamó que las pipas que acuden a las comunidades muchas veces los pasan por alto con el argumento de que sí les sale agua de la llave.
Una particularidad de las calles del ejido es que a las afueras de las viviendas se pueden apreciar decenas de tambos, tinacos o recipientes de agua que sus pobladores usan para juntar todo el líquido que pueden cuando sale de las tomas del Simas. Sin embargo, durante la tarde de este martes 24 de agosto que MILENIO recorrió la comunidad encontró que estos recipientes estaban vacíos y los vecinos refirieron que es porque tienen días sin el suministro mediante pipas.
Radiografía del Simas San Pedro
El Análisis Costo Eficiencia del Proyecto de Agua Saludable para La Laguna da cuenta que el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) San Pedro dota de agua a 60 localidades rurales y la cabecera municipal.
En ese sentido, la operación del organismo consta de seis pozos profundos que producen un caudal de 279 litros por segundo hasta el año 2019 y la profundidad de cada uno oscila entre los 250 a 300 metros.
También hace referencia a una problemática de presencia de arsénico en estas fuentes de abastecimiento y que para su control en su momento fueron establecidos filtros para eliminar el metaloide, aunque al cierre de la publicación especializada algunas ya no operaban.
El documento expone también que hay 23 mil 405 tomas de agua potable, pero nada más 563 disponían de micromedidor y lo cual equivale a un 2.41 por ciento.
“Del parque de micromedidores instalados el 96% contaban con una antigüedad superior a los cinco años. En cuanto a los usuarios domésticos, se tenía un total de 22,337 tomas, de las cuales el 1.92% contaban con micromedidor”.
Con relación a la distribución, el análisis refiere que hay dos redes principales de distribución: una para la parte rural con diámetro “`16 de asbesto-cemento' y otra urbana con diámetro de 16” de PVC. La primera se origina en el pozo Jaboncillo y la segunda nace en el rebombeo del tanque Caballo Blanco”.
Cabe destacar que el proyecto Agua Saludable para La Laguna marca a San Pedro como uno de los 9 municipios que se verán beneficiados en caso de operar para finales de este sexenio federal. El argumento del documento es que con eso se podría solucionar la problemática en el abasto, las redes de distribución y contaminación del líquido por arsénico.
Un pueblo mágico con carencia de agua
La problemática en el suministro de agua potable también se extiende a la cabecera municipal de otros municipios de La Laguna de Coahuila.
Entre ellos está Viesca que pese a tener la denominación de Pueblo Mágico por su historia no escapa a una realidad difícil.
“Es un pueblo mágico porque aquí todo desaparece empezando por el agua y ahorita nos afecta mucho. Tomamos pura agua purificada que nos traen en un camión porque la otra no sirve para tomar”, afirmó María, una de las vecinas de la cabecera municipal.
Refirió que a veces nada más tienen suministro por ratos y las personas que cuentan con motobombas en sus casas suelen dejar sin agua a las demás casas.
“Por semana duramos uno o dos días sin agua y aquí en el centro también se batalla”.
Reprochó que la problemática es añeja y que han escuchado promesas gubernamentales a lo largo de los años sin una solución concreta.
“Todos los candidatos prometen eso y los alcaldes hacen pilas de agua para ellos, pero no para los demás”.
Sin embargo, la cantidad del agua no es el único problema. Leticia Almaraz, quien tiene una miscelánea en las inmediaciones del centro de la ciudad, indicó que, además de que el agua a veces no sale, cuando lo hace tiene una coloración oscura.
“Se va varios días y ahorita tenemos en algunos lados y otros no. Las notas dicen que se descomponen seguido los transformadores y amanecemos sin agua, pero no nos dan razón. A veces el agua sale muy fea y mugrosa”.
Ambas entrevistadas coincidieron en que si proyectos como Agua Saludable se consolidan podrían traer beneficios y dejar de lado una problemática que padecen desde hace años en cantidad y calidad del recurso hídrico.
RCM