Actualmente las alertas por violencia de género se han declarado en 295 municipios de 18 estados, pero las autoridades municipales no han asumido su responsabilidad, advierten la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), María Candelaria Ochoa, y dos de sus antecesoras.
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La alerta de género es un instrumento único en el mundo y consiste en un conjunto de acciones para enfrentar y erradicar la violencia feminicida y/o la existencia de un agravio comparado que impida el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres en una región determinada.
La primera se activó el 31 de julio de 2015 en 11 municipios del Estado de México, la más reciente fue la de Puebla, declarada el 8 de marzo de 2019, en 31 municipios. Zacatecas es el único estado en el que la alerta abarca sus 58 municipios, mientras que Veracruz hasta ahora tiene dos tipos de alerta: por violencia feminicida y por agravio comparado.
Hay tres entidades en las que una nueva alerta está en proceso: Estado de México, por segunda vez; Sonora, y en Guerrero, por agravio comparado. En nueve, la alerta no ha sido declarada, a pesar de que la han solicitado: Coahuila, Baja California, Guanajuato, Querétaro, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Yucatán y en la Ciudad de México. Y hay casos, como Chihuahua, en los que nunca se había solicitado, hasta este año.
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La titular de Conavim, y dos ex comisionadas, Laura Carrera y Alejandra Negrete, concuerdan en que la participación de los municipios debe ser más activa y que hace falta que las autoridades ejecuten acciones adicionales.
“La alerta no puede ser sólo una responsabilidad federal, tiene que ser también una política estatal y municipal”, dice Ochoa.
Carrera advierte que la violencia feminicida es la causa de la violencia generalizada y del crimen.
A su llegada, Ochoa encontró que los grupos de trabajo que dan seguimiento a las alertas no celebraban las sesiones: “Las alertas caminaban como por rumbo perdido. No había coordinación”.
Detalla que deben fijarse los periodos de inicio y término de la alerta, contar con acciones permanentes, hacer más claro el seguimiento de las acciones de erradicación e indicadores de cumplimiento más precisos.
“No queremos más alertas, lo que queremos es que las acciones de prevención las hagan todos los gobiernos, que tomen la responsabilidad, combatir la violencia contra las mujeres debe ser una acción permanente”.
Ochoa contó que había casos en que los recursos que se les da a los estados no llegaban a los municipios y que la alerta se convirtió en instrumento político: “Que no se haya detonado dos veces en Puebla quiere decir que algo ahí influía”.
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Para Laura Carrera (titular 2009-2012) la pregunta es “¿cómo podemos vigilar, quién va a dar seguimiento, qué va a pasar cuando en un estado o municipio suba la violencia, cómo vamos a actuar?”, pero desde el inicio, la alerta no fue bien vista por los gobiernos estatales.
“No había dientes y era prácticamente una exposición pública de que ‘tal gobernador no está haciendo nada’. Era un castigo público que se volvía un castigo político” y recuerda lo que pasó en 2010 cuando quisieron emitir una alerta en el Estado de México, con Enrique Peña Nieto como gobernador.
“La presidenta del Instituto Estatal de las Mujeres, que después fue la presidenta nacional, me llamó y me dice: ‘Tenemos que detener la alerta de género’ y yo le decía que ¿cuál es el problema? Al final lo que le dicen al gobernador es que pida colaboración del gobierno federal y que pida recursos”, platica.
“Es más, yo le dije: ‘Autodecláratela, ustedes se pueden declarar una alerta reconociendo que hay un problema en el Valle de Toluca o en Ecatepec’”, pero la respuesta fue: “No podemos, porque el gobernador tiene otras aspiraciones”.
Alejandra Negrete, titular de Conavim en el sexenio anterior, asegura que falta regulación del procedimiento, además del corto plazo que se da a los gobiernos para cumplir con propuestas, la falta de metodología para medir el cumplimiento de las medidas e impulsar esfuerzos para generar una política de Estado.
RLO