En el primer mes del año, la propagación de enfermedades de transmisión sexual (ETS) ha corrido de forma veloz en Nuevo León.
Padecimientos como la sífilis, el herpes o el VIH han acumulado una importante cantidad de casos en tan solo las primeras cuatro semanas de 2018, según señalan las estadísticas del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud a nivel federal.
Entre las enfermedades que hasta el momento destacan por cifra de diagnósticos están la vulvovaginitis, con 325; seguido de la candidiasis urogenital, con 318.
En tercer lugar se ubica la tricomoniasis urogenital, que suma 68 reportes, y le sigue el VIH, con 45 detecciones.
Además, se registraron 14 casos de sífilis; 14 de infección gonocócica del tracto genitourinario, y 12 de herpes genital. En tanto, al final de la tabla se ubica el chancro blando, con cuatro casos, y sida, con dos.
Sin embargo, existen aún más infecciones y gérmenes que provocan una serie de síntomas y consecuencias a largo plazo.
Enemigos silenciosos
Aunque por tabúes y prejuicios muchas personas asumen que las enfermedades de transmisión sexual solo las adquiere un determinado sector de la población, en realidad son más comunes de lo que se piensa.
Bacterias como la clamidia y los micoplasmas –de las cuales se advierte muy poco–, o el Virus del Papiloma Humano (VPH), son los principales culpables de daños a los órganos genitales, que provocan, entre otras cosas, embarazos ectópicos e infertilidad.
María Guadalupe Gallegos Ávila, doctora en Medicina y Andróloga por la Universidad Autónoma de Madrid, ha realizado importantes investigaciones sobre dichas enfermedades, las cuales regularmente son ignoradas por quienes las padecen debido a que no presentan un cuadro clínico característico y suelen pasar desapercibidas.
Dichas bacterias afectan tanto al hombre como a la mujer, desarrollando repercusiones graves a lo largo del tiempo sin que la persona se percate de ello. Muchos se dan cuenta de su situación cuando intentan procrear sin éxito.
“En el caso del hombre, el espermatozoide se ve afectado, se lesiona, deja de moverse correctamente, su DNA también se expone a rupturas, a fragmentación, afectando directamente el potencial de fertilidad.
“En la mujer puede haber un fluido menstrual más denso, mucoso, de color café, con coágulos grandes, que trae cólico severo y que incluso tiene cierto mal olor. Eso es totalmente anormal e indica la inflamación del endometrio, que es sumamente importante para que se implante un embrión de forma exitosa”, precisó.
En ocasiones, los tratamientos de reproducción asistida resultan sin éxito porque se realizan sin hacer un diagnóstico específico para conocer el factor que causa la infertilidad. Incluso, señaló Gallegos, seis de cada 10 parejas fracasan en estos métodos debido a la presencia de endometritis crónica en la mujer.
Las señales
Hombres: es una señal de alarma cuando el líquido seminal se endurece o se vuelve más denso al secarse; al igual que tener una sensación de opresión en los testículos.
Mujeres: los síntomas son visibles cuando el flujo de la menstruación es más denso, se torna color marrón.