Mario Martínez Viesca de 18 años, así como Luis Ángel Serrano de 24, son dos jóvenes músicos que a diario llevan melodías norteñas en fondas, camiones, reuniones y hasta cantinas alrededor de Francisco I. Madero para desarrollarse tanto económica como musicalmente.
Con un acordeón y una guitarra, los dos jóvenes interpretan la música norteña por pasión y además por necesidad, pues ante la falta de empleos bien remunerados, ambos vieron la oportunidad de autoemplearse cantando.
Señalan que en días regulares llegan a tener ganancias mayores a los 250 pesos para cada uno de ellos, pero afirman que en ocasiones llegan a tener días donde se llegan a beneficiar con más de 500 pesos cuando tocan por hora.
[OBJECT]Mario toca el acordeón desde hace más de tres años y aunque desearía haberlo dominado y aprendido mejor en una escuela de música, uno de sus maestro ha sido el internet por los diferentes tutoriales que contiene.
"Tratamos de hacer pasar a la gente un rato ameno con canciones que a la mayoría le gustan. He aprendido mucho en tutoriales pero obvio me encantaría aprender en una institución que se dedique a formar músicos".
Luis Ángel y su guitarra llevan juntos 10 años y su gusto por las cuerdas viene de familia, ya que su padre y abuelo fueron músicos y le contagiaron la pasión por las melodías.
"Yo llevo a la música en mi sangre pues mi familia viene de músicos. Ya llevo 10 años ininterrumpidos en esto y hasta donde mi cuerpo aguante pues la veo como mi pasión”, dice Luis Ángel.
En su repertorio ofrecen canciones norteñas populares de grupos como “Los Cadetes de Linares, Lorenzo de Monteclaro, Ramón Ayala, los Invasores y para los más jóvenes interpretan temas de Alfredo Olivas, Remi Valenzuela, Ariel Camacho, entre otros.
También acuden a reuniones familiares y fiestas en donde han pasado por momentos donde no les quieren pagar lo que vale su trabajo, o incluso incidentes que pasaron cuando la gente se en encontraba bajo los influjos del alcohol.
“En una ocasión una persona ya bajo varias copas de alcohol me quebró el acordeón. Prometió que lo pagaría pero luego se desentendió de mí y tuve que conseguir otro y nadie me respondió por el otro”.
“Siempre ‘talonean’ el costo de nuestro trabajo pero no saben lo que representa preparar las canciones y los acordes de los instrumentos, además de todo el ensayo que se requiere no contamos con seguridad social como cualquier otro empleo”, finalizaron.
rcm