Antes que el exorcista, la medicina: psiquiatra

El especialista asegura que cuando una persona sufre una enfermedad mental y se somete a un ritual religioso para "expulsar su demonio", puede haber al menos tres consecuencias importantes.

Médicos piden a los religiosos acudir primero con un profesional capacitado para valorar los casos.
Gabriela Jiménez
Monterrey /

Ante las creencias de grupos religiosos regiomontanos de que entes diabólicos pueden poseer personas y controlarlas, alterando sus preferencias sexuales o provocándoles enfermedades y adicciones, la medicina da su "no" rotundo a tales afirmaciones.

En contraste con la supuesta existencia de posesiones satánicas, el psiquiatra y psicoterapeuta Andrés López Rentería explica que la religión y la desinformación suelen crear confusión interpretando cualquier estado psicótico como un problema causado por el Diablo.

Además, precisó que la homosexualidad desde hace muchos años dejó de ser considerada una enfermedad, mientras que las adicciones al alcohol y sustancias ilegales tienen una etiología multifactorial, descartando cuestiones "espirituales".

"Los casos más comunes que provocan esta confusión son presentados por pacientes con el diagnóstico de esquizofrenia crónica, donde los delirios que la persona presenta están relacionados con alguna temática religiosa o específicamente con la idea de estar poseído.

"Además de tomar en consideración que las conductas bizarras, frecuentes en estos padecimientos durante un estado de agitación psicótica, pueden hacer que el observador concluya equivocadamente que el paciente sufre de algún padecimiento espiritual", señala.

Según el especialista, cuando una persona que sufre una enfermedad mental se somete a un ritual religioso para "expulsar su demonio", puede haber al menos tres consecuencias importantes.

"La primera sería el hecho de que seguir la corriente a la idea delirante de estar poseído, en lugar de fomentar el contacto con la realidad, incrementa el estado psicótico del paciente", comenta.

Otra de las repercusiones es que la familia retarda el tratamiento clínico para el individuo creyendo que se trata de un problema de posesión, por lo que busca soluciones en ese sentido antes de recurrir a un médico.

"Hemos tratado pacientes con enfermedades mentales que retardaron el inicio de su tratamiento por considerarlo de un origen espiritual", dijo.

Finalmente, la tercera y más grave de las secuelas es que las personas que efectúen los actos de exorcismo o liberación lleguen a maltratar físicamente al supuesto poseído, trayendo consecuencias fatales en ocasiones.

López Rentería considera que no puede existir un individuo que presente síntomas de una posesión y esté completamente sano; por ello, recomendó que sacerdotes, pastores, reverendos y líderes religiosos en general busquen ayuda para encontrar una explicación médica que justifique el comportamiento de la persona que están atendiendo.

"El abordaje más apropiado es una buena valoración por parte de un profesional capacitado, y como consecuencia, un tratamiento médico-psiquiátrico adecuado a la conclusión diagnóstica".

LAS MÁS VISTAS