A sus noventa años Antonio Lee es dueño de su vida. La disciplina lo mantiene en forma y como patrón, en el mejor sentido de la expresión, se hace cargo de su negocio y de quienes dependen de él.
Sabe que el tiempo es un concepto relativo por lo cual demuestra amor de forma incondicional a su familia y paralelamente a lo que hace. Ahora escribe un artículo que de publicarse, será sin duda un homenaje a su padre, documento de consulta obligada cuando se intente entender el odio y la envidia que propició la matanza de 303 personas de origen chino ocurrida en Torreón dentro del periodo revolucionario.
“Vive lo que estás haciendo, disfruta lo que tienes en este momento porque ya no se va a repetir nunca… Hay mucho que contar porque esa historia realmente es muy larga, estoy preparando un artículo editorial tratando de reunir todo lo que pueda de datos. No solamente de mi padre (Juan Lee Cuan) sino anteriores (a él) y de lo que ha seguido hasta a la fecha. Las peripecias que vio esa gente. A mi padre le admiro la decisión y la fortaleza que tuvo y por eso comprendo a los migrantes centroamericanos. Porque mi padre fue un migrante y vino a la buena de dios y sin conocer el idioma, sin dinero y sin nada”.
Para que estallara la guerra los mexicanos debieron vivir un cúmulo de vejaciones y aunque la esclavitud en términos formales había sido erradicada, en términos reales su continuidad exterminaba a miles de hombres, mujeres y niños en lo que John Kenneth Turner consignó en sus reportes periodísticos como verdaderos campos de concentración.
Sin embargo, para la clase rica de Torreón, novel ciudad hija del porfiriato, esto quedaba sobreentendido, y obviando los atropellos, sus descendientes ahora consideran que de la Revolución sólo emergieron políticos aburguesados de los cuales como paradoja, siguen siendo parte a través de los partidos políticos dominantes.
Una línea de tiempo nos podría salvar y, en la aniquilación que dicta la oficialidad, en el mismo momento sencillamente nos anularía. Tiempo al tiempo para comprender que lo que hay es lo que vemos en las calles de Torreón: los nombres de quienes son ahora fantasmas de terratenientes en una avenida. O el de una actriz que siendo abuela hizo talk shows y que fue homenajeada erigiendo para su vanidad y su tristeza, un monumento en la Alameda con su feo rostro; las mujeres disfrazadas de marcianas amamantando a bebés le cobraron la factura a doña Carmen Salinas.
La irrealidad, imaginario de gente de apellidos de extranjería que se reseña políticamente, oculta casi siempre que algunos ricos de Torreón se hicieron de capital bajo ese contexto de explotación y exterminio porfirista. O con la bola durante los años que duró la Revolución, o jugando apuestas en las carreras de caballos en la Feria de San Marcos.
Élite que gustaba y aún gusta de fiestas pueblerinas en una ciudad hija de Don Porfirio y que por su "cariz de élite” y de “gente blanca” que en el pasado le chiflaba a la prole desde el edificio del Banco de México hacia la Plaza de Armas, antes y ahora niega la audacia del migrante pobre, sea local o extranjero. Al fin de cuentas la visión de los vencidos casi nunca se cuenta.
Pero “los rojos”, ubicados en las rancherías de Matamoros, Coahuila, o los extranjeros provenientes de China, les parecían entonces un verdadero problema.
Motivo de encuentro
A inicios de febrero pasado el gobierno de la República anunció que el próximo 17 de mayo pedirá una disculpa pública por los agravios cometidos durante la toma revolucionaria y la matanza de 303 personas chinas ocurrida en Torreón el 15 de mayo de 1911.
Como hijo de un sobreviviente, don Antonio Lee explica que en esta ciudad norteña la herencia china se mantiene viva.
¿Hay comunidad china en la región?
Hay una comunidad china que está dispersa y yo estoy tratando de aglutinarla, llevo dos años trabajando en eso. Ahorita me dicen que soy el presidente de la comunidad china, pero realmente no soy presidente porque no está constituida oficialmente como AC, soy solamente un representante.
Inclusive dos personas de Gobernación vinieron a hablar conmigo, me entrevistaron en días pasados cuando nos dijeron que iba a venir el presidente (Andrés Manuel López Obrador) y estuvimos viendo algunos aspectos pero la comunidad china sigue trabajando.
Ahora, hay que agradecer mucho a los mexicanos que ayudaron a los chinos que pudieron sobrevivir a ese evento, porque realmente ellos son unos héroes también, como mi abuelo (Manuel Cháirez) que, a riesgo de su vida protegió a mi padre, que sino ha sido eso yo no estaría aquí, ni mis siete hijos, quince nietos y tres bisnietos.
Así como mi familia, hay otras. Hubo sobrevivientes de esa matanza que eran entonces niños y ahora nos preguntamos ¿dónde están?. Algunos a lo mejor se incorporaron a familias mexicanas y tal vez tengan el apellido que les brindaron los mexicanos.
Producto de la matanza hay un vacío en cuanto a lo que pasó con esos niños
Así es, usted le llama vacío pero se le puede decir que es un aspecto desconocido y nosotros estamos tratando de reunirlos, los estamos buscando. Por lo pronto el año pasado, en el 2020 alcanzamos a celebrar el Año Nuevo Chino, hicimos un evento aquí arriba de Oficentro y juntamos como cerca de cien personas que representaron a cien familias.
Pero muchos (invitados) no vinieron, algunos no los hemos podido enganchar, pero hay profesionistas muy reconocidos en la Comarca Lagunera que son de origen chino; algunos llevan el apellido chino y otros no.
Yo soy de primera generación porque dependo de un chino que estaba aquí en el momento de la Revolución, pero hay gente de cuarta generación que son de ascendencia china pero ya no llevan el apellido porque aquí el apellido de la mujer se pierde al tercer paso.
¿Qué es lo que esperan con esta visita y el protocolo?
Nosotros queremos que esta visita que hará la Presidencia de la República traiga un buen resultado para la Comarca Lagunera. No le puedo decir qué ni cuánto porque va a ser un proyecto que estamos preparando nosotros pero no sabemos cómo va a terminar en la federación.
Esto puede tener una repercusión importante, tanto como tengamos una respuesta del gobierno federal porque este evento no puede ser nomás de ‘Oiga, pues disculpe, le vamos a dejar una plaquita como recuerdo aquí’, no se trata de eso, queremos que realmente se reconozca el hecho y que si realmente la comunidad china contribuyó a la fundación de Torreón, se vea que sigue trabajando y que queremos seguir trabajando para la posteridad.
Yo le doy gracias a dios por lo que nos ha dado. La decisión que toma el presidente era una cosa inesperada, era algo que nosotros no esperábamos pero la decisión es bienvenida. Es la primera vez que un presidente de la República toma esa decisión y esperamos que sea para bien.
En el pasado y para las fiestas del centenario de la ciudad, en 2007, se realizó un protocolo por parte del municipio pero al final de cuentas ese pasaje tan oscuro de la historia de la Revolución ha quedado soterrado.
Así es. Incluso algunos medios de comunicación internacionales se han interesado más en este pasaje. Yo pienso que sí es muy importante, un hecho único o sin precedente en la historia de México y de esto ya pasaron 110 años. Mi papá llegó a México desde el año de 1901 y él anduvo en tránsito de buscar mejores condiciones de vida, no sé exactamente quién lo acompañó, no tengo muchos datos, sé que vino joven y que también viajó un hermano.
A mi papá le pusieron aquí Juan, le decían Juan pero él era Kwong, se escucha como Juan. No sé si se vinieron juntos o separados, o llegaron en barcos distintos, pero sé que vinieron los dos.
¿Y cuál era el destino original? Muchos chinos llegaron primero a los Estados Unidos, algunos otros a Cuba y por ello se consignan en la historia otros abusos, persecuciones y desastres.
En América Latina no estoy ente rado. Fuera de México no tengo conocimiento, pero el abuso se dio en muchas partes empezando por los Estados Unidos que desde 1860-70 llegó una migración fuerte de chinos cuando la fiebre del oro en California.
Muchos estuvieron trabajando allá. Inclusive los gobiernos de China y de México firmaron un convenio para que viniera un grupo de ciudadanos chinos a trabajar aquí. Mi papá y mi tío se vinieron para acá. Mi padre entró por Salina Cruz, Oaxaca, pero anduvieron circulando y trasladándose de un lado para otro, quizá no recorrió todo el país pero sí una gran parte, sobre todo del lado poniente, del Pacífico; desde Chiapas conoció y se vino por toda la costa e inclusive llegó a ir a los Estados Unidos también, no tengo datos de lo que hizo allá pero él llegó a Torreón en 1906 y aquí se estableció y tuvo varias actividades: él fue restaurantero, agricultor, co merciante, incluso colaboró con el Banco Chino.
Mi padre vino soltero, era un muchacho, tenía 18 años y a mi madre la conoció después.
Por reseñas sabemos que un amigo lo ayudó y sobrevivió al ataque
Así es, mi padre era gente muy amigable, gente trabajadora que siempre buscaba la cordialidad y tenía muchos amigos durante el tiempo en que ocurrió y uno de ellos fue quien lo ayudó.
Ese señor (Manuel Cháirez, su abuelo) tuvo una influencia muy importante en la vida de mi padre y la mía.
¿Cómo fue su infancia?
Mire, yo fui el menor de una familia de ocho hermanos, una familia numerosa… nací en 1930, cuando los eventos pasaron yo no estaba en este mundo pero supe por pláticas con mi padre, familiares y hermanos mayores.
La migración es un fenómeno social que realmente ha afectado a muchos países, ahora sobre todo de centro y Sudamérica. Por cuestiones internas se ha visto desplazado un sector de la población con muchas carencias, con mucha pobreza, entonces buscan mejorar su manera de vida; yo admiro a esas pobres mujeres y sus familias que vienen de Centroamérica con niños chiquitos, sus bebés, a la deriva, caminando, y realmente muchos se quedan en el camino.
Como comunidad los chinos le ofrecieron mucho a esta región
Don Antonio comienza a dar suaves golpes a su escritorio con sus dedos. Es como el caer de una gota de agua, pero en realidad es un gesto discreto que sentencia y estable - ce una pausa para pensar y plantear la contribución enorme que se hizo a la cultura torreonense.
La comunidad china contribuyó mucho al progreso de Torreón desde sus inicios, desde antes de ser ciudad porque todavía era un rancho, luego se hizo hacienda, villa y después ciudad en 1907, ellos contribuyeron mucho al desarrollo.
Para venir hasta donde fue declarada ciudad ya había el Banco Chino, un tranvía chino, restaurantes chinos, no se diga lavanderías y tiendas de abarrotes. Se tenía un espíritu de trabajo basados en la honradez, en la rectitud y en la nobleza, por eso progresaban y fue una de las causas por las que se granjearon el odio; no solo el resen - timiento sino hasta el odio de los ciudadanos mexicanos.
Se hicieron varios peritajes sobre la matanza pero el más formal estableció que la matanza se dio por cuestión de raza y de odio
De envidia económica. Había una idea hacendada en el mexicano, los que formaban el ejército de la revolución, aunado a la toma de decisiones y la revuelta, el ambiente de desorden, de caos, drogas.
El caos que genera la propia revolución, entonces cuando llegaron aquí empezaron a gritar ‘Que mueran los chinos y, vamos a acabar con todo’, fueron las fuerzas de Emilio Madero y Benjamín Argumedo quienes dijeron que entraran y acabaran con los chinos. Villa tomó Torreón y él persiguió mucho a los extranjeros, no solamente a los chinos sino a los españoles y también hizo muchas tropelías con ellos, pero Villa no tuvo nada que ver con la matanza de los chinos.
EGO