Ahora que se la situación se complica con el servicio de energía eléctrica en gran parte del país, Ulises López Romero, del ejido el Retiro, perteneciente al municipio de San Pedro, Coahuila, campesino de corazón, señala que en su niñez, que se fuera la luz en el rancho era algo no tan drástico como hoy. Y a falta de energía eléctrica, estaban las preciadas lámparas de petróleo, quinques o mechones, con lo que se alumbraban durante la noche.
"Recuerdo que cuando niño y que se iba la luz, mi papá echaba mano de estás lámparas para poder alumbrarnos, de ambas linternas, las cuales utilizaba para cuando de noche le tocaba regar el algodón, siempre estaban abastecidas de petróleo y una buena mecha".
Señala que en el ejido y en los demás del municipio, había casas donde se vendía petróleo, y se compraba para hacer un mechón con un frasco de vidrio y un pedazo de trapo para la mecha, eso que despertaban las personas llenas de hollín.
Comenta que cuando la energía eléctrica se interrumpía, lejos de representar un problema, era toda una aventura "recuerdo que durante la cena utilizabamos una de estos quinques, nos sentábamos a la mesa a degustar frijoles del jarro con cebolla, serranos picados y tortillas de maíz hechas a mano por mi mamá".
Asimismo, mientras cenaban y con la luz provista por estas bombillas, escuchaban en un radio de transistores la música que le gustaba a su papá, canciones de Agustín Lara, Los Panchos, La Sonora Santanera y Bienvenido Granda.
Señala que después de cenar, al tiempo, con la sombra y maniobra de sus manos se divertía formando figuras de animales, en el resplandor que hacían estos candiles sobre las paredes de aquella, su humilde cocina.
Comenta que hoy es distinto, la niñez ni la juventud puede estar tanto tiempo sin luz, aparte de que la tecnología lo amerita, pero antes, así se vivía, y se le restaba importancia a la energía eléctrica.
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