Así como hay quienes se van de Acapulco, también hay quienes llegan; aunque la proporción es tan desigual como la larga fila de gente formada en la central de autobuses para tomar un camión que los saque de Guerrero, en comparación con los pocos que van llegando.
Es normal querer salir de la devastación, más si no te cuesta nada, y es que el apoyo de un par de empresas de autobuses para trasladar gratis a quien así lo quiera hasta la Ciudad de México se mantiene este martes.
Los que llegan lo hacen con un equipaje voluminoso, como el de María y sus dos hermanos, quienes no esperarán a que llegue la ayuda gubernamental a su familia que vive en la colonia Renacimiento.
“Y si ya les llegó el apoyo, después de lo que pasó, no les sobrará”, asegura la mujer de unos 40 años, mientras señala las cajas con despensa, ya en el piso.
Desde la entrada al puerto, la sorpresa de María y de su hermana fue instantánea.
“¿Ya viste cómo quedó? ¿Ya viste los árboles?”, exclamaban mientras señalaban con el dedo los escombros de lo que hace una semana, antes de Otis, era un edificio.
Seguramente la imagen, por más trágica que parezca, ha ido mejorando con los días: los árboles, palmeras, estructuras de edificios o espectaculares que antes tapaban las vialidades ya están sobre las banquetas, repletas también de basura y de otros desechos.
Pero para ellas, y muchos más, es la primera imagen de un Acapulco que sólo conocieron con luces y no con sombras, como ahora padecen los habitantes, los damnificados, los más afectados del huracán categoría cinco que destruyó sus casas, sus vidas…
Los negocios, principalmente los grandes, incluyendo plazas comerciales ya están tapiados, luego de los saqueos que se dieron en los últimos días, principalmente las horas después de la tragedia.
Este martes también ya hay transporte público, taxis y camiones, cuyos pasajeros sacan sus celulares por las ventanas para tener una foto o video de cómo ha quedado uno de los principales puntos turísticos de México.
Aunque intermitente, también ya hay señal de teléfono e internet en varios puntos del puerto, como en el caso de la emblemática asta bandera ubicada sobre la costera, donde forma una fila sobre su sombra para también resguardarse de los 30 grados centígrados que se sienten este martes; mientras llaman a sus familiares:
“¡Estoy bien! ¡Estoy bien! ¿Me escuchas..?".
EHR