La contaminación del río Atoyac se traduce en un factor que genera enfermedades y, actualmente, 71 por ciento de las personas que vive a sus alrededores presenta cinco veces más daño gentóxico en comparación con un habitante de la Ciudad de México.
De acuerdo con el análisis “Seguridad hídrica en la cuenca del Alto Atoyac”, encabezado por Valentina Campos Cabral, directora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga (IIMA) de la Universidad Iberoamericana Puebla, las acciones de saneamiento y recolección de aguas residuales resultan insuficientes para enfrentar el problema.
El estudio resalta que faltan estrategias para frenar la emisión de contaminantes como primer paso para lograr el rescate de los ríos y cuerpos de agua de la cuenca que abarca 70 municipios de los estados de Puebla y Tlaxcala.
La directora del IIMA) de la Ibero Puebla, destacó que se tienen detectados más de 50 contaminantes químicos que pueden ser factor para el desarrollo de enfermedades cancerígenas en los seres humanos que viven en los alrededores de la cuenca.
Explicó que los pobladores de la zona de la cuenca del Alto Atoyac están expuestos por inhalación, ingesta y vía dérmica a los contaminantes que son vertidos y que se quedan acumulado en diferentes partes.
Los problemas aumentan porque la falta de seguridad hídrica convierte a la cuenca y sus municipios circundantes en un campo de batalla entre pobladores, empresas y gobiernos, resaltó la especialista.
Lugares como Huejotzingo, San Martín Texmelucan y la propia capital poblana son espacios de tensión entre las poblaciones, los gobiernos y las industrias emisoras de aguas negras que llegan a los cuerpos de agua.
Campos Cabral explicó que la transferencia de recursos, el impacto en la población de procesos de contaminación, la privatización de los bienes naturales y la escasa incorporación de organizaciones locales en políticas públicas, son algunos detonantes de las disputas.
“Se tiene una gran evidencia de lo que está ocurriendo, del estado no solo de los ríos altamente contaminados, en un peligro grave, sino también, en los impactos en los ecosistemas y en los impactos en la salud de la población que vive aledaña a su cauce”, apuntó.
La contaminación de la cuenca del río Atoyac impacta en la población que habita en una superficie de cuatro mil 11 kilómetros cuadrados, de los cuales, dos mil 10 kilómetros cuadrados corresponden a 22 municipios del estado de Puebla y dos mil uno a 48 municipios de Tlaxcala.
“Este no es un problema de una sola dimensión. Es un problema multicausal, multicausal, multidimensional que requiere del concurso, de la convocatoria de diferentes actores, diferentes disciplinas, diferentes escalas de gobierno, diferentes niveles en la toma de decisiones”, explicó.
Por último, la investigadora resaltó la importancia de que se realicen inversiones en investigación para conocer la cantidad y calidad del agua del acuífero; así como implementar acciones para detener las descargas de contaminantes.
“Para garantizar la seguridad hídrica es necesario invertir en investigación. No se tiene información precisa con respecto a la cantidad y calidad del agua del acuífero ni su evolución en el tiempo”, finalizó la directora del IIMA de la Ibero.
CHM