Desde hace aproximadamente un mes, la pareja sentimental de la señora Laura García Avilés sufrió un grave accidente laboral que le ha impedido reincorporarse a su estación de trabajo, dado que, gran parte de la movilidad de su mano derecha se ha visto paralizada gracias a la caída de un par de bloques de hormigón, los cuales, han desencadenado una escasez de recurso monetario en el hogar de los García.
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Siendo una familia de escasos recursos, y con solo dos ingresos al mes, los García, se han visto obligados a darle prioridad a la compra de medicamento, dejando de lado el consumo de alimentos, el pago de algunos servicios y la renta de su morada, siendo esta última, la mayor necesidad que apremia ser saldada para evitar vivir a la intemperie.
“Él, ocupa mover su mano para poder trabajar es que se dedica a la albañilería, hace un mes le cayeron dos bloques de concreto y le reventaron el dedo, entonces, no puede ni hacer mezcal ni mover nada su mano porque está muy grave y en proceso de recuperación, yo como bolera, todas las mañanas me vengo desde temprano aquí a la plaza para poder pagar su medicamento, pero con lo poco que saco, apenas y nos alcanza para comer puras verduras, por eso, yo le pido a los duranguenses de buen corazón que vengan y nos ayuden, no queremos que nos den dinero, sino que vengan y se boleen o que me contraten para limpiar su casa o su banqueta porque no queremos que nos echen a la calle ahorita con estas lluvias,” recordó.
Bolera de oficio y ubicada frente a los bancos de la Plaza de Armas, la señora García Avilés narra como la clientela ha bajado considerablemente durante los últimos días, ya que, la difícil situación económica por la que atraviesan los duranguenses no les ha permitido acudir a este tipo de negocios, ya que, muchos prefieren priorizar un plato con comida en su mesa que asear su calzado.
“Con la incapacidad que le dieron a mi esposo, apenas y alcanzamos a pagar la renta del puesto de bolero, pero ni así hemos podido sacar para la renta, nosotros, siempre buscamos pagar primero la luz, el agua y la renta, pero, con el medicamento que le dieron a mi esposo, no hemos podido pagar nada, las medicinas están muy caras porque el dolor es muy fuerte y se las tenemos que dar de diario, aparte, la comida ha subido mucho de precio y también todos los productos que utilizamos para limpiar los zapatos,” aseguró.
Finalmente, Laurita, como sus amigas le llaman, aseguró que el clavo que vino a cerrar el ataúd de su suerte, fue el incremento a los productos que utiliza para limpiar los zapatos, ya que, la mayoría dobló o triplico su precio, acción que le ha complicado aún más poder mantener la salud de esposo estable y concretar el pago que evite que los echen a la calle.
DAED