Don Enrique Hernández Martínez, de 52 años, vecino del Poblado Rojo Gómez en el municipio de Guasave, Sinaloa, estuvo a punto de morir en un incendio en una parcela agrícola. El incendio ocurrió después de que se levantara la cosecha de maíz, mientras Don Enrique recogía las mazorcas que habían quedado.
Vecinos de ese poblado llamaron al departamento de bomberos denunciando que en una parcela se estaba quemando una soca y que, a un costado de ese incendio, se encontraba otro predio con maíz en pie en riesgo.
Los apagafuegos llegaron al punto señalado e iniciaron su acostumbrado trabajo, pues la quema de soca de maíz representa el mayor trabajo durante la temporada de cosechas, al llegar a media parcela, escucharon unos gritos pidiendo auxilio y fue cuando se percataron de una persona quemándose entre la soca y rodeado del fuego.
De inmediato, el chofer del camión extintor identificado con el nombre de Arnoldo Carlón viró y llegó hasta donde se encontraba el señor Enrique y al darse cuenta de la gravedad de sus quemaduras solicitó el apoyo de la Cruz Roja.
Esto mientras que el resto de los bomberos, un par de jóvenes que responden a los nombres de Ivan Alexis Quiñonez López y Juan de Dios Álvarez Félix, descendieron de la unidad y con su conocimiento en rescates y salvamentos levantaron al lesionado para sacarlo de la zona de riesgo.
Ahí, entre los surcos, quedó una carretilla en llamas en la cual Don Enrique, estaba acumulando las mazorcas que había recogido hasta ese momento.
Los bomberos subieron al señor a la unidad, volvieron a llamar a Cruz Roja y le pidieron que la ambulancia de la Benemérita Institución los esperara en la carretera, frente al poblado La Esmeralda, pues ellos sacarían hasta ese punto a Don Enrique.
La coordinación entre ambas instituciones dio resultado y los paramédicos recibieron al señor que presentaba severas quemaduras en ambas piernas y en otras partes de su cuerpo, ahí mismo le aplicaron los primeros auxilios y posteriormente fue llevado inmediatamente al Hospital General de Guasave.
El mismo Don Enrique les dijo a sus salvadores que no estaba solo en la parcela, que su compañero también estaba adentro y en medio de la parcela cuando todo se comenzó a quemar de una manera muy rápido y que los fuertes vientos que había en esos momentos avivaron el fuego encerrándolos a ambos.
Arnoldo Carlón corrió hacia su camión y los jóvenes Bomberos brincaron hacia sus asientos y de manera inmediata llegaron de nuevo a la parcela, desde arriba de unidad revisaron cada centímetro de ese predio agrícola todavía humeante y solamente encontraron la carretilla y las decenas de mazorcas quemándose, se cree que el compañero de Don Enrique logró salir.
MO