Una nueva caravana de migrantes centroamericanos llegará a México y en el puente internacional de Ciudad Hidalgo en Tapachula, Chiapas, la situación prevalece con calma.
En esta zona fronteriza continúan las rejas y picos de herrería colocados para evitar una nueva incursión violenta por parte de los centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos.
Mientras que en los cruces irregulares, en algunas zonas del Río Suchiate, la gente sigue usando las balsas para cruzar y evitar el control migratorio.
Algunos hondureños esperan la llegada de la nueva caravana que salió de San Pedro Sula desde el lunes por la noche, para integrarse.
Denis Omar Contreras, quien decidió cruzar el río, para refugiarse en Tapachula mientras se reúne con su pareja que salió con la caravana y con quien espera poder llegar hasta Tijuana para establecerse y obtener un buen empleo.
Comentó que permanecerá en el lado mexicano ya que se han incrementado los operativos en Guatemala.
“Ahorita voy a cruzar el río nadando y pienso pasar a Tapachula para ver si espero en la caravana ahí porque la situación está difícil acá, la policía de Guatemala nos está bajando de los autobuses, nos quitan el dinero y nos regresan a Honduras, ahora si va estar difícil”, dijo.
Denis afirma que él y su pareja ingresaron al país en la primera caravana y lograron llegar hasta la frontera con Estados Unidos, sin embargo, la propia autoridad los retornó a su país unos días después de que les ayudaron a llegar.
Los balseros realizan los viajes habituales para llevar a algunos guatemaltecos a realizar sus compras habituales o a quienes simplemente vienen de paseo.
Algunos más cobran para pasar gente, quien a manera de diversión, sesea cruzar el río. “Ya ven como sí se pudo”, grita Élida a sus familiares en el otro extremo.
A unos cuantos metros, César promueve “la cámara” para cruzar hacía México, un viaje que dura apenas un par de minutos y cuesta 25 quetzales (62 pesos) por persona, pues con una nueva caravana en puerta el trabajo disminuye significativamente.
César recuerda que durante el año pasado, la llegada de las caravanas generó un poco de conflicto en la zona, primero por el cierre total de la frontera que los dejó sin trabajar algunos días y después por el riesgo de que algún migrante se colara en sus balsas y perdieran el permiso. “Puro guatemalteco podíamos cruzar”.
Sin embargo, hasta ahora no hay operativo especial o algún movimiento que indique la llegada de una nueva caravana migrante, por lo que muchos habitantes de esta zona fronteriza ni siquiera sabían que un grupo de hondureños viene en camino.
IRH