Carta a Javier Valdez, periodista asesinado en 2017

El periodista Javier Valdez Cárdenas, fundador de Ríodoce y corresponsal de La Jornada, fue asesinado por hombres armados en Culiacán, Sinaloa.

El periodista Javier Vladez. (Reuters)
Editorial Milenio
Ciudad de México /

Querido Javier:

Este año no pude viajar a Culiacán, pero bien sabes que, de haber asistido, habría visitado la capilla donde depositaron tus cenizas, sólo que esta vez, chingada madre, te habría avisado que a días de conmemorar el quinto aniversario de tu asesinato, mataron al Luis Enrique Ramírez. Sucedió el 5 de mayo, bato. Encontraron su cadáver al sur, por los rumbos de la colonia Antorchista, cerca de un yonke. ¿Ya ves por qué te decía que a Culiacán la escupió el diablo? El Élmer Mendoza escribió que al Luis Enrique “no le gustaba pertenecer a grupos y vean lo que son las cosas, ahora es parte de los periodistas mexicanos asesinados”.

Desde que nos haces falta, Javier, las cosas se han puesto peores. Tan sólo en los cuatro meses y 14 días que llevamos de 2022, el gobierno de López Obrador registra nueve homicidios de colegas. A este ritmo, que Dios nos agarre confesados.

De eso también quería hablarte: del pleito que se traen AMLO y los propietarios de medios hegemónicos. Él porque defiende con los dientes la instalación de un nuevo régimen, hasta ahora muy semejante al viejo. Y otros porque se les acabó el corrido pero quieren seguir mamando. Si estuvieras aquí, verías que desde el púlpito de la mañanera, el presidente exhibe un día sí y el otro también las contradicciones del sicariato al servicio del empresariado. Ya sabes: columnistas, Youtubers, conductores y payasos monotemáticos que llaman “periodismo de investigación” a las filtraciones, que normalizan las fake news o que espectacularizan/politizan feminicidios y temas de corrupción.

Esa irreverencia presidencial, sin embargo, ha acarreado un poco más de impunidad a nuestra violencia estructural, y ahora compas de los estados corren riesgos como nunca. Y si se acaba el periodismo local, bato, el más intrépido que he conocido, se acaba todo. Se lo decía el otro día a la Gris, esa mitad de ti a la que quiero tanto, cuando nos encontramos en el Ángel de la Independencia. Nos estábamos manifestando por el homicidio del Luis Enrique y el número de asistentes era menor al de fotoperiodistas, camarógrafos y reporteros que cubrieron la protesta. Además, tomaron el micrófono grupos antiAMLO, lo que tampoco ayuda a que López Obrador nos tome en serio.

Yo también he dejado de asistir a las marchas. Me desalienta que no haya protesta que conmueva al presidente y a sus funcionarios. A lo del Luis Enrique fui porque lo conocía y creí que era mi obligación honrarlo. Porque, mientras salga una persona a protestar, existe la pequeña posibilidad de hacerle justicia a nuestros muertos.

¿La Gris, el Frank y la Tania? Siguen su vida, Javier. Y la siguen porque su lucha eres tú. El día de la protesta, la Gris leyó una carta que le escribió a AMLO, pidiéndole que reciba a una comisión de familiares de colegas asesinados. No sé, bato, a lo mejor habría que articular un movimiento nacional junto a las colectivas que buscan a sus desaparecidos. Esas colectivas, los migrantes y familiares de mujeres asesinadas son nuestros aliados naturales. Protestemos/bloquemos/quememos en pro del bien común: la vida, la pinche vida. ¿De qué nos sirve la seguridad social si no existen las garantías para ejercer nuestro oficio? Chale. Creo que necesito hacer mainfullness.

Has de decir que para qué te escribí si puras quejas. Huy. Y eso que no te he contado de la banda periodística que conociste. Ahora que tenga una chancita, te escribo y te cuento cómo el exitismo, las redes, la plata y el patriarcado están matando al periodismo en México.

ledz

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