La ceniza que está arrojando el volcán Popocatépetl en este mes de mayo causa mayores problemas al sistema respiratorio de los seres humanos que la que arrojó en el año 1994, cuando retomó su actividad eruptiva luego de permanecer quito luego de más de 70 años.
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Lilia Cedillo Ramírez, rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y especialista en microbiología, destacó que, la ceniza que arroja el coloso puede variar, por su composición química y afecta de manera diferente a los seres humanos.
Recordó que, en diciembre de 1994, año en el que se presentó el denominado “despertar” de Don Goyo, como se le conoce al volcán entre los pobladores de sus faldas, la ceniza era un polvo fino, parecido a un cemento; sin embargo, a lo largo de este año, las partículas que caen al ambiente son más grandes y pueden causar irritación en la piel.
“Ya nos demostró que está vivo, que está ahí y que debemos prestarle atención (…). La ceniza volcánica viene, por su composición química, puede ir variando. Si nosotros veíamos al principio, allá por el año 1994, en diciembre, empezó a manifestarse como activo, veíamos que era un polvo muy fino, las partículas eran muy pequeñitas, como si fueran harina, cemento, muy finito”,
A través de TV BUAP, la rectora de la máxima casa de estudios destacó que la ceniza que está lanzando el coloso se compone por partículas más grandes, las cuales, pueden causar problemas en la mucosa y afectar en mayor medida a las vías respiratorias.
“Ahora ha cambiado, las partículas son más grandes, obviamente, son más abrasivas por el tamaño mismo que tienen, entonces, la capacidad de causarnos irritación en la piel y en las mucosas es mucho mayor por su composición química, por el tamaño de las mismas”, apuntó.
Ante la acumulación de ceniza, la también investigadora en ciencias ambientales explicó que el primer paso para que una persona se cuide, es evitar la respiración por la boca, ya que las partículas pueden generar mayores problemas a la salud.
“Tenemos que cuidarnos, en primer lugar, es de respirar por la nariz y no por la boca. Hay gente que respira muy frecuente por la boca. Entonces, anatómicamente, hablando, la nariz está diseñada para ir filtrando el aire que inhalando”, destacó Cedillo Ramírez.
Al mismo tiempo, la rectora de la BUAP llamó a ocupar el cubreboca en la zona metropolitana de Puebla y en áreas aledañas al volcán Popocatépetl con el objetivo de reducir la posibilidad de que alguna partícula ingrese al sistema respiratorio.
“Es importante el uso de cubrebocas, sobre todo, en exteriores. En el caso de la ceniza, si vamos a salir, es importantísimo que usemos el cubrebocas. Es importante mencionar que no tengamos abiertas las ventanas ni las puertas porque la ceniza entra muy fácilmente. Si podemos poner algo debajo de la puerta, es mucho mejor. Esos atrapapolvos ayudan bastante. En casa, nos damos cuenta de que la ceniza ya llegó a todos lados”, destacó.
Por último, la rectora llamó a la población, en general, a que se proteja la piel y, de preferencia, que se use ropa con maga larga para evitar la exposición directa al material volcánica que arroja el Popocatépetl; además, es fundamental que nadie se talle los ojos.
“Si por una actividad profesional se tiene que estar a la intemperie, hay que usar gafas, ayuda muchísimo. Es importante no tallarnos los ojos. Las personas que trabajan en el exterior, que por su actividad profesional tienen que estar en el exterior, deben protegerse. El uso de las gafas ayuda. No tallarnos los ojos. Recordemos que, si son partículas abrasivas, podemos lastimar nuestra conjuntiva y, a veces, el párpado”, resaltó.
CHM