“Solo queremos salir de aquí, queremos documentos para circular libremente por todo México, aquí nos sentimos encarcelados”, dijo Fátima, una mujer que tardó aproximadamente dos meses en llegar del Congo en África a Tapachula, en el sur de México.
Fátima permanece en el campamento instalado en las afueras de la Estación Migratoria Siglo XXI y, junto a los cuatro integrantes de su familia, lleva meses esperando realizar un trámite que de plano, no existe.
O al menos eso parece porque, hasta ahora, ningún elemento del Instituto Nacional de Migración (INAMI) les ofrece respuestas.
Hoy amaneció todo tranquilo, pero hace dos días hubo enfrentamientos entre migrantes africanos y elementos de la Guardia Nacional y Policía Federal.
Hoy un cordón de seguridad resguarda esas instalaciones. Las autoridades no dejan pasar a nadie. Ni siquiera periodistas.
Cada tanto salen autobuses que llevan migrantes de regreso a sus países de origen.
“Queremos papeles para circular. Aquí nos moriremos hasta que nos den los documentos; al fin que allá enfrente está el cementerio”, dice Joseph, también de Angola, quien viajó con su esposa y dos hijos.
Joseph apunta con el dedo más allá de la carretera. El cementerio, dice él. A un lado, otro migrante, Marcos también espera una respuesta; él y su pareja gastaron más de 4 mil dólares para viajar de Angola a Tapachula.
Fátima, Joseph y Marcos envían un mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador, como si fuera un papel colocado en el interior de una botella.
“Queremos un trato humanitario, queremos seguir caminando, denos papeles”, dicen.
Los jóvenes permanecen tranquilos, o al menos lo intentan.
Desde las primeras horas de día, los migrantes que habitan en el improvisado campamento, compuesto por 30 casas de campaña, salieron poco a poco.
Estación migratoria Siglo XXI
En la Estación siglo XXI viven alrededor de 900 migrantes, a decir de las autoridades, mientras que afuera permanecen alrededor de 300 personas, incluidos menores de edad y mujeres embarazadas.
Todos permanecen a la espera de recibir atención por parte de las autoridades migratorias; todos con la esperanza de recibir respuestas.
Afuera no hay alimentos, agua o medicinas; algunos migrantes caminan a la orilla de la carretera.
Las puertas de la estación permanecen cerradas.
Hasta ahora, el mensaje no encontró a su interlocutor.
OVM