"Eran amigos de mi infancia": víctimas de deslave en Tlalnepantla sobre desaparecidos

La familia Zamora vive a pocos metros de los escombros que dejó el derrumbe del Cerro del Chiquihuite; algunas personas creyeron que se trataba de un temblor y otras que era la volcadura de un microbús.

Derrumbe en el cerro del Chiquihuite en Tlalnepantla Estado de México. (Juan Carlos Bautista).
Alejandra Zárate
Estado de México. /

La familia Zamora vive a pocos metros de la zona afectada por el deslave del Cerro del Chiquihuite, sólo unas cuantas casas separan su vivienda de los escombros.

Rodolfo Gómez es una de las 20 personas que viven en la casa ubicada casi en la cima de la calle Alpino Chamomix y contó en entrevista a MILENIO que sintió cómo se cimbró la tierra.

"Pensé que era un temblor, sí me dio miedo, la verdad, sobre todo por mis papás porque ellos ya son mayores; cuando subí a ver, vi que se había caído el cerro", comentó.


Rodolfo lleva sus 44 años radicando en esta zona, por lo que está familiarizado con los vecinos que sufrieron la pérdida de sus hogares, pues en las víctimas hay quienes son sus amigos desde la infancia; además, añadió que con las lluvias y el temblor, ya se escuchaba el rugir de las piedras, pero la autoridad no hizo nada.

Chucho, otro miembro de la familia, se encontraba trabajando cuando se enteró del incidente y la angustia lo hizo volver a casa; recordó que uno de esos afectados jugaba fútbol con él cuando eran niños y no sabe si sigue con vida. 

"Él es taxista, sé que vivía allá arriba, pero no sé si estaba en su casa cuando esto pasó".


Hugo Zamora, de 20 años, se encontraba en casa cuando escuchó el ruido, supuso que era un camión porque "ya ha pasado que se han volteado las micros por la inclinación de las calles"; junto con su hermana se llevaron una gran sorpresa al ver las enormes rocas que derribaron las casas, la menor comentó que una compañera de la primaria quedó bajo los escombros.

La familia se siente con miedo, pues pasaron una semana terrible, luego de las intensas lluvias que corrían como cascada y el temblor no saben si es seguro permanecer en la zona, pero aseguraron que hasta ahora ninguna autoridad les ha pedido que la abandonen.


Con ellos residen tres niños más, quienes son los que han permanecido al tanto de los dispositivos móviles para informarse, pues es difícil con la intermitencia de la señal. Todos esperan poder seguir viviendo en el que siempre ha sido su hogar.


KT

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