Al asistir a Torreón al 51 aniversario de la CMIC Laguna, Luis Méndez Jaled, presidente nacional de este organismo empresarial, señaló que luego que tras seis años en que no se dignificó la industria de la construcción en México, espera que con la nueva administración federal, se logre que la soberanía del país sea cuidada por los elementos del ejército y que las grandes obras de infraestructura, ahora sí recaigan en los constructores mexicanos.
De acuerdo a la CMIC, la industria de la construcción aporta el 7% del PIB del país y genera casi cinco millones de empleos, impactando en tres de cada cuatro ramas productivas de la economía nacional. Luego de seis años en que las grandes obras de infraestructura en México estuvieron a cargo del Ejército, considera que es hora de que se 'dignifique' la labor de los constructores en el país.
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¿Cómo percibe a la región lagunera en materia económica?
La Laguna es una región económica emblemática de México. Es una región que ofrece muchas oportunidades, pero grandes retos. Sin infraestructura no hay nearshoring, ni crecimiento económico, ni calidad de vida, es un imperativo económico y un derecho humano. Retos como el agua, generación de energías limpias, conectividad logística, mantenimiento carretero, vialidades, movilidad urbana y vivienda social. Pero para superar estos desafíos se necesita trabajar unidos de la mano con autoridades de los tres niveles de gobierno.
¿Ya han tenido acercamiento con el nuevo gobierno federal?
Así es. Con el apoyo de las 44 delegaciones se ha logrado integrar un documento sobre la política de infraestructura, que entregamos al equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum que incluye más de 650 proyectos de necesidades de infraestructura en todo el país, el que incluye proyectos de Coahuila y La Laguna. Por eso, la CMIC respalda el plan de infraestructura del nuevo gobierno; pero con el debido respeto, también hemos expresado en lo que no estamos de acuerdo, aportando argumentos y no descalificaciones. Hemos señalado que la soberanía debe estar en manos del ejército y las obras en manos de los constructores. Hemos expresado también que el mejor modelo para desarrollar vivienda social, es con la participación del sector privado.
¿Considera que existen puertas abiertas para generar este diálogo?
Hay que buscar mecanismos para desarrollar no solo el tema de una productividad que transita por la infraestructura, también el de calidad de vida, educativa, infraestructura hidráulica, drenaje, alcantarillado, energía, luz, hospitales, carreteras, caminos, pavimentos, por lo que la industria de la construcción, que ante la llegada del nearshoring, será estratégica y queremos hacer equipo con un diálogo abierto y con respeto a nuestra presidenta, que merece eso y mucho más.
¿Considera que ustedes, como constructores, han recibido ese mismo respeto?
Hay que dignificar nuestra profesión empresarial, y hay que dignificar la calidad de vida de los mexicanos y el trabajo del gobierno. En la administración pasada, faltó mucho al respecto. No se dignificó (al constructor). Con todo respeto para nuestro presidente anterior, en la construcción de diálogo, retórica y narrativa, donde hablaba que los constructores no sabíamos hacer obra o que éramos corruptos. No estoy de acuerdo. Esto sucede en todas partes y siempre hay que combatirla (la corrupción). Pero hay que dignificar nuestro trabajo, es muy honroso, somos gente de bien y somos gente que arriesga su patrimonio día con día para generar empleos y calidad de vida, a lo largo de los 71 años que tenemos trabajando, y haciendo equipo con el gobierno y lo volveremos a realizar.
¿Y cómo ve el tema de la política nacional de vivienda?
Creo que el principal problema radica en la política nacional y en las políticas de desarrollo urbano más que de nosotros como constructores. Creo que hoy en día el trabajador tiene un gran déficit de vivienda, entre el rezago y la falta de vivienda que es de casi nueve millones de viviendas, de los cuales, ocho millones tienen que ver con mantenimiento o reparación; pero el 70% de los mexicanos reciben hasta dos salarios mínimos y ante la falta de subsidio no están accediendo a la vivienda, por lo que se está complicando.
DAED