'DIME' mediante juegos enseña idiomas y música a ejido de La Laguna

Tras 14 de trabajo, la asociación Desarrollo Integral del Menor enseñan a los pequeños violín y violonchelo, y también francés y japonés.

Linda Haro y Miguel Angel Garcia de la Orquesta Filarmonica DIME. | Roberto Amaya
Lilia Ovalle
Torreón, Coahuila /

Miguel Ángel García y Linda Haro nos reciben en su casa. Se trata de una pareja que ha emprendido una lucha cotidiana para que las niñas y los niños en La Laguna  tengan la oportunidad de aprender nuevos idiomas a través de la asociación civil Desarrollo Integral del Menor (DIME).

Esta asociación ha crecido de una manera sólida tras catorce años de trabajo. Con semillas sembradas en Torreón, Francisco I. Madero. Ahora mismo DIME ha captado a una treintena de menores originarios de Matamoros, y específicamente del ejido Congregación Hidalgo, a quienes enseñan violín y violonchelo, pero también francés y japonés.

Miguel Ángel se replanteó la metodología de aprendizaje y para acercarse a los niños decidió comenzar a jugar. Es así como aprenden japonés, contando números. En entrevista para MILENIO, esta pareja nos comparte que junto con el juego, han aprendido que los niños de comunidades aprenden más rápido pues sus necesidades son muchas y ellos tienen menos distractores y más ganas de aprender.

“La creación de esto fue muy interesante porque empezamos en Matamoros y allí nos juntamos con la señora Oralia; ella es una persona muy comprometida con su comunidad e incluso nos regala libros y es muy orgullosa de su municipio, es maestra. Ella nos dijo que nos iba a conseguir un lugar e inmediatamente cuando esto pasó empezaron a acercarse desde representantes de partidos políticos, comentó.
“Empezamos a trabajar en un salón de fiestas, se llama El Venado, cerca del panteón, tenemos desde noviembre del año pasado y para diciembre, cuando empezábamos a dar clases no había luz y era en la noche. Metieron dos coches y prendieron los faros y eso era nuestra luz. Cuando entró la primavera y el verano el problema ya no era la luz sino el clima, entonces muchas señoras llevaban ventiladores y los ponían, y eso es muy bonito”, agregó.

Aunque se destaca el trabajo en condiciones difíciles, eso genera unicidad en el grupo que suele resistir ante la adversidad. Así los niños comenzaron a tocar. Linda Haro explicó que estuvieron a un paso de cancelar el proyecto: 

“Estuvimos un par de meses, tres meses y nada. Pero todo empezó cuando llegaron los primeros violinistas a dar resultados y ahí corrió la voz y empezaron a llegar más niños”.

Miguel por su parte dijo que cuando se dio cuenta que los niños, a pesar de la marginación social en la que se encuentran, desarrollan sus capacidades, pensó en jugar con ellos. Ana Rendón, la directora general de DIME, le pidió que no lo hiciera, él consideró que a través de actividades lúdicas podría enseñar idiomas.

“Todos son niños y el promedio es de unos diez años. Ahí lo padre fue que nunca les dije que fuera fácil o difícil. A las mamás se les dijo que recogerían a sus hijos, en vez de las seis a las ocho. Las mamás encantadas. De cuatro a seis toca el violín y de seis a siete el japonés y de siete a ocho el francés. ¿Por qué? Porque así es y nunca di ningún tipo de explicación. Me preguntaron si habría descanso y les dije que sí. Sí y sólo si lo hacemos jugando.
“A mí me gusta mucho el futbol americano y me llevé mi balón chiquito que tengo y me pongo a jugar con ellos. Entonces damos clases de violín y 20 minutos antes de las seis ahí nos detenemos y eso me lo pelean muchísimo. También participan las niñas, todos. Luego sigue la clase de japonés”.

DIME luego se expandió y llegó a Congregación Hidalgo, donde encontraron a la Karol, de la cual Miguel Ángel García se expresa con una enorme alegría. Para el maestro esta alumna sencillamente es brillante y a los once años se interesó por el japonés.

Linda Haron acotó que DIME siempre ha impulsado que quien avanza, más le vaya ayudando a los que avanzan más lentamente. Cosa que ocurre en Congregación donde los niños ya avanzan en el aprendizaje del violín y el violonchelo, así como de los idiomas japonés y francés.

El maestro por su parte dijo que a través de Nietzsche aprendió que lo más sagrado que hay entre los seres humanos es el juego y que, cuando se deja de jugar se pierde la humanidad.

arg


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