Ejido 4 de Marzo: 60 personas resisten desempleo y abandono

A pesar de que cuentan con agua, carecen de transporte público y pavimento; “los hombres trabajan candelilla, antes hacían carbón pero ya no hay mezquites”: Cecilia Izquierdo.

El Ejido 4 de Marzo se encuentra en el municipio de Parras de la Fuente. (Roberto Amaya)
Lilia Ovalle
Parras, Coahuila. /

Dicen que la violencia no discrimina géneros, frase que por muchas veces dicha, no alcanza para que se piense que es verdad. Más aún cuando se llega a una comunidad en Coahuila que ni carretera tiene y donde se han quedado los más pequeños y los más viejos. 

Al mediodía el calor se siente intenso a pesar de ser invierno y en el ranchito solo hay mujeres y niños. Los hombres han salido a trabajar. 

Un 4 de marzo pero de 1929 nació el Partido Nacional Revolucionario, hoy Partido Revolucionario Institucional. Con esa efeméride se bautizó a un ejido en el municipio de Parras de la Fuente, en Coahuila, a donde han llegado los programas sociales federales, lo que permitió construir un cuartito que funciona como kínder. También, del mismo gobierno, se les abrió una bodega de almacenamiento de orégano que pretende la sustentabilidad a través de celdas solares. 

Falta empleo

Sin embargo las mujeres del pueblo consideran que lo que requieren son empleos para ellas, pues los hombres se acaban la vida extrayendo y cocinando candelilla en tanto que sus hijos, para no repetir la historia, se van a Saltillo, Monterrey o Laredo

Baste decir que en el ejido 4 de Marzo sólo quedan cuatro menores en edad preescolar, cinco que acuden a primaria y tres más que esperan terminar la secundaria para abandonar el pueblo y reunirse con sus hermanos.

Al mediodía el calor se siente intenso en el ejido. (Roberto Amaya)

Transporte no llega a 4 de Marzo

Con veinte familias y alrededor de 60 personas aquí todo parece haberse detenido pues se cuenta con una noria y con agua, pero no pasa el transporte público y si se quiere salir del rancho para hacer compras o acudir a una consulta médica, se debe pagar a un vecino que tenga camioneta por el traslado. No es falta de buena vecindad, es que aquí todo cuesta el doble o el triple y la gasolina no es la excepción.

“Antes había más familias”

Cecilia Izquierdo Hernández ostenta un liderazgo natural. Y apenas ve el automóvil de MILENIO se acerca y comienza una charla sencilla.

Durante las noches el ejido se mantiene en la oscuridad porque no cuentan con suficientes luminarias. Y dice que gracias a Dios sí tienen agua y una planta purificadora a la que le depositan monedas para llenar los garrafones. 

Cuenta con veinte familias y alrededor de 60 personas. (Roberto Amaya)

Sin pavimento ni drenaje

No obstante no existe el pavimento y no cuentan con drenaje. “Yo aquí tengo 16 años y antes había más familias pero se han ido por falta de trabajo. Los muchachos se van a Monterrey, Saltillo, Laredo. Antes esa era la escuela (señala un edificio grande con dos salones a los que le faltan vidrios pero podría ser rehabilitado), pero ya se está cayendo. Con el programa La escuela es nuestra, la comunidad acaba de abrir un aula nueva para preescolar, este cuartito… Del otro lado estaba el preescolar y la primaria, estaban juntos, pero ya estamos terminando el saloncito".

“Para movernos, los que tienen mueble nos cobran, salimos cada quince días, compramos el mandado, el gas pasa cada quince días también. Antes pasaba por aquí el camión de Parras pero ahora ya no, estaba cada ocho días, los miércoles. Viesca está cerca por eso a veces vamos a Parras, a Viesca o a San Pedro, depende para donde salga el mueble, ya les pide uno un raid a los vecinos o les da algo para la gasolina y nos vamos”. 
Se trata de una comunidad donde los árboles no abundan. (Roberto Amaya)

Cecilia apuntó que un señor en una camioneta llega cada domingo desde el municipio de San Pedro de las Colonias, cargado de frutas y verduras, pero como se incrementan los costos por el traslado algunas veces sólo compran fruta para los pequeñosY lo que alcancen, porque en el ejido no hay trabajo. 

“Los hombres trabajan candelilla, antes también hacían carbón pero casi ya no hay mezquites. La candelilla es muy pesada, los hombres llegan cansados de estar allí todo el día y luego todavía la acarrean, la queman y luego la llevan a la venta. La bajan (de la sierra) en burros y los que no tienen muebles le tienen que pagar al que sí tiene para que le acarree la candelilla”. 

En esta comunidad no hay canchas deportivas, ni bibliotecas, ni un salón de baile. Si los chicos utilizan bicicleta es con fines de trabajo más que recreativos. 

Se trata de una comunidad donde los árboles no abundan. Y donde los niños no consumen teatro, cine o cualquier otro espectáculo, porque hasta ellos no llegan las caravanas culturales. 

Ceci Izquierdo volvió a insistir en que el gobierno federal les ha creado empleos temporales a los hombres, a quienes han puesto a alambrar el camino y el monte. Pero para ellas no hay nada como no sea, cuando les abren su iglesia, el pedirle a Dios que las cosas cambien por milagro.

EGO

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