Roberto Uriel Flores Torres siempre ha vivido en la montaña, específicamente cerca del Cañón de San Lorenzo, y desde niño ésta ha sido su área recreativa junto a su familia; sin embargo, cuando era pequeño no era tan conocida la acción forestal, y fue mucho después que supo de esta actividad, que le interesó al conocer de todos los incendios e incidentes que se registraban en la sierra, de ahí, que sea voluntario forestal desde hace cuatro años.
“Para seguir manteniendo y conservando lo que era la sierra, que es donde nosotros vivimos; me nació la idea de hacer una reforestación con unos amigos, me puse en contacto con Profauna (Asociación de Protección a la Fauna), y ellos son los que me han guiado y me han invitado a reforestaciones que organizan año con año”.
Actualmente es licenciado en acondicionamiento físico y es propietario de un gimnasio, lo que le da tiempo para poder asistir a las jornadas que son muy largas principalmente por traslado; su padre es corredor de montaña y conoce el área, por lo que es más fácil para ellos acceder, cargar y tener tiempo para hacer la reforestación.
Para él, como en todo, hay personas interesadas en ayudar para aportar un poco a lo mucho que el planeta nos ha dado, en este caso a través de la Sierra de Zapalinamé, que recuerda es la principal fuente de agua para Saltillo; pero también las hay que piensan que todo se debe hacer por parte de las instancias gubernamentales.
“Yo siempre he pensado que uno mismo es quien tiene que hacer algo extra para poder cambiar esa ideología, nosotros tomar las acciones para poder hacer pequeños cambios”, indicó.
Como voluntario, indicó que le ha tocado conocer varias asociaciones que hacen actividades sin tener de verdad una idea de cómo se debe realizar correctamente una reforestación, “de pequeño vas y plantas un arbolito sin saber todo lo que implica y podría perjudicar en un futuro”.
Por ello, hace cinco años cuando inició buscó una asociación que se dedicara a ello y estuviera a favor de la reserva, es por ello que contactó a Profauna; “a mí en lo personal me gusta más la reforestación de alta montaña, por el hecho de la activación física, me gusta la montaña, y es un poco como un reto personal, el subir pinos, llevar herramientas y saber que son lugares de poco acceso a los que tu vas y aportas”.
Destacó el apoyo de Profauna desde la asesoría hasta el acompañamiento, ya que es importante que la reforestación se haga bien para que incluso las plantas que sean nativas se planten bien y se garantice su supervivencia y reproducción.
Considera que ha habido más conciencia en los últimos años, y con las redes sociales ha crecido la práctica del senderismo y la escalada, con acceso a la información lo que ha provocado que se tenga más responsabilidad al momento de apoyar.
Recomendó a los interesados acercarse a una asociación que se dedique completamente a ello y que pueda aportarles información verdadera al respecto, con la que su labor, que será de gran esfuerzo, se vea recompensada con una reforestación efectiva.
Pérdidas por incendios
En lo que va del 2021; Coahuila ha perdido 7 mil 649 hectáreas de bosque debido a 49 incendios forestales que se han registrado en la entidad, más de 2 mil por encima de las que se destruyeron por el mismo motivo en 2020, pese a que el número de siniestros es menor al que se registró en ese entonces.
De acuerdo a datos de la Comisión Nacional Forestal, el año anterior, en el estado se perdieron 5 mil 284 hectáreas de bosque, en un total de 76 incendios; como se observa, el número de siniestros fue mayor, pero el de afectación menor al que se ha tenido en la temporada 2021.
Muchos son los riesgos de los bosques que colindan con zonas conurbadas como la de Saltillo, pues reciben constantes visitas y no en todos los casos se respetan las prohibiciones aplicables para conservarlos, tan es así que el último incendio que quedó presente en la memoria de los coahuilenses, fue el de la Pinalosa, donde la mayor parte de las hectáreas perdidas este año se calcinaron.
Así, los pequeños esfuerzos por devolverles el verdor son reconocidos y bienvenidos, más no seguidos, pues los voluntarios para tales labores, son contados y tienen en su personalidad un denominador común: el amor por la naturaleza.
Falta de voluntarios
Sergio Alan Rocha Valdés, de 28 años, tiene un año practicando el montañismo en el grupo Club Montañeros Coahuila, “y una cosa llevo a otra, empiezas a conocer este deporte, te empiezas a adentrar en la naturaleza”.
Para él, la falta de voluntarios no es por maldad inherente al ser humano, sino más bien por falta de conocimiento de lo que se puede hacer para ello.
“Empiezo a involucrarme más en este medio de la montaña, y una característica mía es que una constante actitud de servicio, y aparte de que lo estoy disfrutando de manera personal, se da una sinergia de cómo puedes aportar algo a la naturaleza; entonces en el club llegamos a hacer actividades de limpieza”.
Inquieto como es, decidió agregarse también al grupo Saltillo Ecológico, que realiza reforestaciones a parques y plazas de la ciudad; además de tener una relación con Profauna, y los equipos de guardabosque, en que se les permite ingresar a la zona boscosa pero también de su parte aportan para el cuidado de la misma.
Para él, lo más importante de su labor es crear conciencia, ya que por experiencia personal sabe que no se dimensiona la relevancia de las zonas boscosas para el equilibrio de la zona en que vivimos.
“Yo no sabía que el mayor porcentaje del agua para vivienda de Saltillo, es recaudado o proviene del Cañón de San Lorenzo, y si haces un poquito de reflexión te das cuenta de que si voy y no cuido esta área, se viene un efecto bola de nieve que va a terminar cayendo en nosotros”.
Además de lo anterior, lo referente al cambio climático que ya está afectando a la región, por lo que ahora se trata no sólo de cuidar las áreas verdes, sino de que crezcan más.
EGO