Preparatoria de Saltillo "le entra" a la Nueva Escuela Mexicana

Docentes del Instituto Integral de Estudios Avanzados del Noreste comparten el interés de alumnos por las desapariciones, tema que se aborda en esta nueva técnica de enseñanza.

Acacia Estrada es maestra de Comprensión Lectora en el Instituto Integral de Estudios Avanzados del Noreste (Especial)
Esmeralda Sánchez
Saltillo, Coahuila /

Tras las críticas a la Nueva Escuela Mexicana que impidieron la entrada de libros de texto gratuitos a Coahuila en el ciclo escolar anterior, esta nueva técnica de enseñanza aún se encuentra en ciernes en la entidad, pero se han realizado esfuerzos para ponerla en práctica, tal es el caso de una preparatoria al poniente de la ciudad de Saltillo, donde se pudo observar el interés de los alumnos y su involucramiento en un tema real y de gran relevancia social: las desapariciones.

Acacia Estrada es maestra de Comprensión Lectora en el Instituto Integral de Estudios Avanzados del Noreste (INIEAN) y es la titular de la Escuela para Lectores Ricardo Flores Magón en la misma institución; en cierta ocasión, tras llevar a sus alumnos a un museo y pasar por un Memorial, se dio cuenta de que los jóvenes desconocían la razón por la cual se erigían.


 “Les empecé a explicar y surgieron dudas de ¿porqué no los encuentran?, empezaron a ver las fechas y vieron que ya era mucho tiempo desde su desaparición”.

En la escuela donde labora, se ha iniciado ya con la implementación de la Nueva Escuela Mexicana, aunque todavía no se ha avanzado lo suficiente, según acepta su director Rafael López Castillo.

"Es un reto el cambio de mentalidad, de que los chicos se involucren de lleno en actividades locales de situaciones en donde el conocimiento o el aprendizaje lleva orientado más a la práctica no tanto de conocimientos, sino del su medio, del entorno”.

Mayor razonamiento

Cinthia Daniela López Rincón es Administradora en la escuela y también Prefecta; refiere que siendo una preparatoria abierta de dos años, los alumnos cursan de 10 a 12 materias, y además del plan de estudios se la Secretaría de Educación se incluyen otras actividades como este Taller de Habilidad Lectora que ayuda a mejorar la redacción y otro de Habilidad Matemática en que los alumnos realizan operaciones de razonamiento.

“Dentro de cada una de las asignaturas hay proyectos, por ejemplo la maestra de inglés puede decir me voy a enfocar al proyecto de la seguridad para hablar inglés y pronunciación, va encadenado al desempeño del examen de admisión porque la mayor parte de la población de nuestros alumnos si no pasa un examen de admisión ya no estudió”. 

El plan es lograr que el alumno asegure un lugar en la universidad para evitar la deserción escolar.

Acacia sabía que esta técnica educativa “tiene un apartado para involucrar en procesos colectivos, entonces se me ocurrió empezar con un proyecto: que mis alumnos supieran lo que era la desaparición forzada”.

El tema se acoplaba a lo que estaban viendo en ese momento: Juicios Categóricos, “cómo va desde el prejuicio hasta el juicio de valor y el juicio moral, y que ellos fueran identificando que al final de cuentas no se tiene que juzgar, se tiene que buscar una solución porque es un problema que pasa y que nos puede pasar a todos”.

La maestra se encontró con muchos retos, empezando con terminologías “que yo no entendía como por ejemplo: no localizados, los tiempos de búsqueda y cuestiones así”, pero todavía no lograba el efecto esperado, es decir el involucramiento real de sus alumnos en el tema que había elegido.

“Se me ocurrió imprimir mi foto en una ficha de desaparición y les dije: cierren los ojos, imagínense que a ustedes les dicen el lunes, Acacia no llegó porque iba caminando y se la llevaron, no saben quién me llevó, quién les va a revisar su cuaderno, quién les va a dar sus clases y todo”.

Cuando los chicos abrieron los ojos, la ficha de desaparición era de su propia maestra, lo que generó reacciones diversas: de sorpresa, tristeza, indignación; se había logrado el objetivo.

“Les dije: es lo mismo, son otras personas, tienen otra historia con sus papás y todo; y se me ocurrió meterlo como proyecto empírico para que mis alumnos conocieran lo que es el tema de la desaparición forzada con ese mismo coraje que nos da que nos aumente el transporte, que nos roben una elección; porque estamos hablando de ciudadanos, de mamás, papás, hermanos, tíos, sobrinos que están buscando alguien”.

Alumnos receptivos


Alejandro Jaramillo tiene 18 años, estudia el cuarto semestre de preparatoria y es uno de los alumnos de Acacia que inició el proyecto con una visión totalmente distinta.

"Cuando la profe tocó el tema, yo sí dije por algo los desaparecieron, algo hicieron; pero ya cuando entró más a fondo cambió mi manera de pensar”.

Acacia es Licenciada en Publicidad, pero como docente de comprensión lectora en este grupo de preparatorianos de la citada institución, el pasado 3 de septiembre reforzó su estrategia con la asistencia del grupo a una presentación de un libro con el tema de desaparecidos.

"Van las doñitas y los muchachos ya tienen otra visión de las cosas: estaban ayudando a colocar las fotos y decían: profe ¿y si les ponemos contact y las ponemos aquí en el árbol para que sea nuestro propio memorial? entonces es una forma de integrarlos, yo creo”.

Alejandro Jaramillo recuerda esta visita “cuando las vi como que me llegó al corazón y pensé que si mi mamá pasara por esa situación, qué feo que la gente juzgue sin saber el porqué de las cosas, todo lo que hay atrás, fue cuando cambié mi manera de pensar”.

Su maestra comenzó a realizar una planeación con ejemplos prácticos, “porque está el estigma de ¿porqué desaparecieron, qué andaban haciendo?, hasta lo que pasó con mi foto dejaron de cuestionarse. He visto algunas cosas que van cambiando como por ejemplo ya saben lo que es el Memorial”.

Alejandro recuerda que cuando investigó más del tema se percató que muchos casos se asimilaban a su propia vida, “porque ellos salían de estudiar cuando pasaron las cosas, ya hay mucha inseguridad que saliendo de estudiar, te pueden llevar y es algo que yo hago diario era venir a la escuela, irme a mi casa ¿y si un día me pasa a mí?”, se cuestiona.

Entre los cambios uno de los alumnos le compartió una imagen “y dice mira maestra estoy en el Memorial en el ahuehuete y me cuenta la historia, dice ya se la conté a mi papá; otros comenzaron a cuestionarse la seguridad de su entorno me decían: entonces no estamos en un lugar seguro, si alguien está desapareciendo. Se cuestionaban por qué ninguno de los candidatos en el debate estaba hablando de los desaparecidos; ahí me di cuenta que aunque muy leves y muy pocos, esos eran logros de mi proyecto”.

Compartir con colegas

La maestra comenzó a platicar con otros colegas para involucrarlos desde sus propias clases a este proyecto como un plan integral y transversal, tal como lo dicta la Nueva Escuela Mexicana, tomando como base los problemas sociales.

“Porque nadie está exento de decir: nunca me va a pasar; yo tengo una fe impresionante en que si todos los maestros empezamos poco a poco hacer este tipo de cosas, eso se va a disparar en una acción colectiva”.

Cinthia Daniela López, Administradora en la escuela, considera que tanto para el maestro como para el alumno es interesante saber otros puntos de vista, “no encasillarse y ayudar a que también ellos tengan la voz, saber las dudas o las opiniones que tengan para de ahí corregir o dar una retroalimentación”.

Para ella, lo principal es que los alumnos van adquiriendo la habilidad de por sí solos estudiar, “que no necesitan alguien que les esté presionando, sino que tengan ganas de seguir investigando porque si se ha quedado muy atrás eso”. Actualmente la escuela tiene 80 alumnos ya que además se cuenta con la carrera de Administración de Empresas.

Sinergia con alumnos

El Director Rafael López Castillo considera que también ayuda la mentalidad del maestro sobre todo de los que tienen más tiempo en la enseñanza.

"Le hemos encontrado el lado bueno, los programas de alguna manera así son más sencillos, el maestro no es nada más ya un repartidor de información, sino también de experiencias”.

Acacia considera que la primera sinergia es con los alumnos, “pero también hay escuela de padres y los padres también tienen que saber esta información para poder construir otro tipo de sociedades; si yo le enseño eso a un niño, a un alumno de preparatoria, él se lo va a replicar a sus papás y ya son dos enseñanzas en un solo proyecto”.

La sinergia también se replica en la propia aula, que parte de un taller de lectura, continúa en otras materias como Historia y Filosofía.

"Se empieza a construir un pensamiento crítico porque la invisibilidad que provoca la desaparición forzada es responsabilidad de la ciudadanía, del gobierno y de las instancias; porque por ejemplo si yo como maestra estoy haciendo que el problema sea visible, ahora imagínate los gobiernos a través de un buen programa de restauración colectiva, todo lo que se puede llegar a hacer”.

Esto se reflejó en las evaluaciones de sus alumnos, que sugerían una ley para que en cada escuela tenga un memorial; “están haciendo un enfoque y es en cambiar la historia, es una forma de repararle el daño a una familia que tiene años y años en pie de búsqueda. Desde mi trinchera desde mi trabajo humildemente creo que el hecho de cambiar las conciencias y visibilizar ese asunto es una forma de restaurar el daño”.

Considera que a veces el primer obstáculo son los padres de familia “de ¿por qué mi hijo está viendo esos temas o porqué se está hablando de esta situación? La mayor parte de mis compañeros escogen temas que no generen tanta controversia, tuvimos que cuidar todos esos aspectos al final de cuentas; yo digo estamos haciendo ciudadanos conscientes”.

Así lo creen también sus propios alumnos como Ernesto Maximiliano Muñiz Pérez de primero de preparatoria, “es un tema que se vive día a día en la sociedad, con riesgo de salir y que sea el último en que salgas, ya que la delincuencia domina más que el gobierno mexicano”, opinó, dijo que esta técnica de trabajo le parece mejor ya que “poco a poco se está haciendo el cambio, me gusta más así, es más cómodo”.

Sofía Guadalupe López Pérez, del mismo grado, expresó: “me sentí con mucho sentimiento cuando empezaron a decir que había ciertas metas que los desaparecidos tenían, como su carrera, ir a un viaje, y nos invitaron incluso a realizar esas metas y sueños para el momento en que regresaran”.

Para Luna Samantha, de 15 años, todo el proyecto también reflejó el esfuerzo de sus maestros: “fue algo que me ayudó a ver el esfuerzo que hace no sólo mi maestra, sino de ver que todos contribuían para que se diera esta presentación”.


ACA

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