La diputada Verónica Martínez García considera que la Ley de Aguas le dará el total control a la CNA sobre quién operará o no los pozos y, además, generará incertidumbre. Al documento se le hicieron más de 70 correcciones en la madrugada para que no fuera tan ambiguo, lo cual habla de las deficiencias de contenido del documento.
Como se dio a conocer en MILENIO y con el argumento primario de garantizar el líquido como derecho humano y eliminar la posibilidad de que el recurso sea mercantilizado, el Senado aprobó con dispensa de trámites la nueva Ley General de Aguas, con 68 cambios acordados con el sector campesino.
Fue turnada al Ejecutivo para su publicación. Tras su aprobación en lo general, se presentaron 25 reservas, pero algunas fueron retiradas. Hasta el último minuto, la oposición intentó realizar modificaciones, pero sus propuestas fueron rechazadas por la mayoría.
El control del agua en manos de la CNA
Sobre el tema, la diputada federal comentó: “Es una ley que acapara y centraliza el poder del vital líquido para el gobierno federal. Nosotros votamos en contra porque consideramos que esta ley, más que garantizar el derecho humano al agua, lo que pretende el gobierno federal es tener el control del vital líquido”.
Explicó que el argumento de esta ley era el acaparamiento del agua, pero ahora es lo que está haciendo el gobierno federal, ya que el Consejo que se conformó no tiene un espacio para el sector privado, así como tampoco para los productores, lo que hace que la toma de decisiones no esté balanceada.
“Se le dará el control total a la Conagua; en la Ley de Aguas serán ellos quienes decidan a quién le dan o no el agua. Hay incertidumbre con los productores, campesinos y ganaderos, así como también con todas las industrias. Por ello, el diputado por Morena, Ricardo Monreal, aceptó que las observaciones que se hicieron sobre el dictamen eran correctas, por eso es que se hicieron 72 correcciones. Imagínense cómo estaba esa ley que se debieron hacer estas precisiones”, afirmó.
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