Marcos Ávila López, es un joven originario de El Alto, Veracruz, la situación que prevalece en el país de desempleo, y ahora con la contingencia por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad covid-19, le hizo buscar el sustento en otros lugares, llegando a San Pedro, Coahuila, donde presenta su espectáculo de fuego en los cruceros, realizando malabares con unas antorchas encendidas.
Debido al desempleo en su tierra, Marcos tuvo que emigrar y se estacionó en Francisco I. Madero, donde se traslada para presentar su espectáculo de malabares con antorchas de fuego.
Menciona que la necesidad y el amor lo hicieron residir en estos días, en la ciudad de Francisco I Madero, de donde es su novia, con la que piensa casarse. Todos los días se traslada de Madero a San Pedro, para realizar su espectáculo y buscar que los sampetrinos lo remuneren con unas monedas.
Joven espigado, uno que otro tatuaje, lentes para mitigar los rayos del sol en sus ojos, además son uno de sus accesorios que definen su personalidad.
Marcos se presenta en pleno sol, en uno de los cruceros del bulevar Hidalgo, puede ser por las mañanas o por la tarde, deja su mochila, prepara el combustible en un bote y ahí moja las antorchas para ser encendidas y al ponerse en semáforo en rojo, inicia su espectáculo.
Antes de que el semáforo se ponga en verde, Marcos pasa por los automóviles que estaban parados para ver quien lo recompensa. Algunos le dan, otros no y, algunos hasta se molestan y pisan el acelerador.
“Así es esto, hay que soportar aparte del sol, a algunas personas que a lo mejor se molestan porque les quitó un poco de su tiempo, pero no hay más, hay que trabajar honradamente para ganarse la vida”.
Para Marcos, lo que hace es su profesión, y dice que se necesitan muchas horas de entrenamiento para lograr su espectáculo, es una disciplina, que menciona, tiene más de diez años practicando, es su pasión.
Marcos espera que la pandemia pase pronto, ya que aparte del espectáculo, él tiene que buscar un trabajo estable.
EGO