Luego de 21 años de empezar, por necesidad, a ir recibiendo animales en distintos grados de riesgo, el Museo del Desierto de Saltillo cuenta actualmente en su haber con al menos cuatro especies que en algún momento estuvieron en peligro de extinción y que con mucho esfuerzo han logrado reproducirse en cautiverio, lo que si bien no es una garantía de que volverán a sus hábitats, sí contribuye en gran medida a conformar alianzas que permitan encaminarse a ese objetivo.
Fernando Toledo, director de Fauna del Museo del Desierto, indicó que Desierto Viviente es un proyecto que nació por una necesidad de conservación de especies prioritarias a nivel nacional, que habitaron en algún momento el desierto chihuahuense, en el que se incluye Coahuila.
En 1999 se comenzó con una colonia de perritos de la pradera, y en 2004 se inició el proyecto integral, al instalar un herpetario donde se colocaron todas las especies de reptiles de la entidad.
“De ahí año con año fuimos creciendo con diferentes zonas y albergues para poder proteger diferentes tipos de animales”.
Al norte del país no existían los Centros de Investigación de Vida Silvestre (CIVS), que dependían de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y donde llegaban todos los animales decomisados por cualquier motivo, por lo que el Museo adquirió esa función debido a que la Profepa y la Semarnat acudían a ellos para dejarles animales en depósito.
Lo anterior para su depósito para su evaluación, rehabilitación y posteriormente reintroducción; sin embargo muchos por sus condiciones no podían ser retornados a vida libre y debían quedarse en resguardo del Museo.
“De ahí vimos la necesidad de crecer ya bien con un concepto de conservación, un zoológico moderno, donde nos basamos en un plan de manejo y un plan maestro, para que tuviésemos el mejor manejo posible de las especies, en cuanto a seguridad de ellas, de los visitantes, de los empleados, nutrición, medicina preventiva y enriquecimientos”.
Lobo Mexicano, uno de sus principales éxitos
Son ya 17 años que se tiene el proyecto de Desierto Viviente, y entre las acciones están que fueron los pioneros y los únicos que reproducen actualmente el perrito de la pradera mexicano, una especie en peligro de extinción endémica del noreste del país.
Forman parte del Comité Binacional para la Recuperación del Lobo Mexicano, donde alrededor de 50 instituciones trabajan en el proyecto de recuperar dicha especie, que ya se consideraba extinta en vida libre, debido a campañas de erradicación que se realizaron hace alrededor de 50 años.
“De ahí se ve la necesidad de rescatar y recuperar la especie, y entre varias instituciones, algunas que tenían lobos en zoológicos o ranchos, inicia este programa y nosotros nos sumamos en el 2009 más o menos”.
Es entonces que el MUDE empieza a recibir ejemplares de lobo y desde entonces a la fecha se ha estado trabajando con ellos, de manera que el año anterior se logró una de las camadas más grandes en la historia de este animal en el país, con 8 crías, que dan en total 18 lobos localizados en las instalaciones del museo.
Así, la semana inmediata anterior se planeaba que salieran al menos diez u once ejemplares, algunos de ellos a Nuevo León y Tamaulipas, aunque todavía algunos estaban por confirmarse; ya que año con año se deben realizar movimientos para renovar la reproducción, y estos ejemplares serán manejados por otras instituciones.
“Eso nos da la posibilidad de reproducir otra vez esta pareja, somos de los pocos en México que vamos a reproducir lobo este año, por la pareja que tenemos que es genéticamente muy valiosa”, ya que tiene al menos cuatro años junta. También es importante pues el Lobo es muy puntual en su reproducción que sólo se da una vez al año en el mes de marzo, y si pasa ese tiempo no se logrará la nueva camada, para ello es necesario acoplar a la pareja en cuestión con tiempo de anticipación, a fin de que se logre la cópula y por ende, las crías".
“Mientras menos intervengamos en el manejo de los lobos es mejor, porque son animales que en algún momento van a ser candidatos para su reintroducción a vida libre”.
Los esfuerzos han valido la pena, ya que a raíz del trabajo de todas estas entidades, el Lobo subió un eslabón en la Norma Oficial Mexicana y ya no se le considera extinto en vida libre, sino en peligro de extinción.
“Suena todavía feo pero es un gran paso porque quiere decir que ya hay lobos en vida silvestre que se están reproduciendo y que es una población viable para continuar con el programa”.
Borrego cimarrón y perritos de la pradera, pendientes
Otras de las especies son Borrego Cimarrón, que se encuentra en la Norma oficial Mexicana como especie sujeta a protección especial, el Bisonte Americano, considerado como especie extinta en el país, ya que desapareció hace más de cien años de territorio mexicano, pero recientemente se ha logrado repoblar en zonas de conservación como Maderas del Carmen.
En el caso del Borrego Cimarrón, desde el 2007 se inició con 3 ejemplares que se trajeron de un CIV en San Cayetano, un bosque en Valle de Bravo que no era adecuado para un animal del desierto, por lo que en Coahuila se ha logrado tener ya al menos 16 ejemplares y este año ya se tienen dos hembras preñadas y las crías nacerán en abril de este año, aunque es posible que sean más.
En este caso se cuenta con un proyecto que se realizaría en Cuatro Ciénegas, que se espera sea una reserva de 3 mil 400 hectáreas para llevar al borrego; se tienen tres años trabajando en este plan maestro, los permisos y todo lo necesario para concretarlo, a fin de que esta sea un área de semi libertad con posibilidad de reintroducirlo en las sierras del norte del estado.
En cuanto al Bisonte Americano en el Museo se tiene una pareja con una hembra joven que no tendrá en corto plazo crías, y la idea es anexarlos al proyecto de Cuatro Ciénegas.
Finalmente, el Perrito de la Pradera, aún no se tienen proyectadas liberaciones, principalmente por motivos económicos, pero los ejemplares con que se cuenta son viables para su liberación y genéticamente se podrían crear colonias artificiales en áreas donde anteriormente habitaba pero ya no.
Y es que actualmente habita en los estados de Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí, aunque anteriormente también existían colonias en Zacatecas, por lo que se busca trabajar con esta entidad para lograr colonias que puedan ser posteriormente liberados en su hábitat natural.
Se han hecho proyectos de relocalización de ejemplares y esto ya se ha estado logrando, pero la importancia es regresarlos al hábitat natural que tenían hace algunos años.
Urge promover y lograr espacios de conservación
La idea del museo es seguir sumándose a los programas de conservación y rescate, debido a que ya trabaja a través de programas educativos, cuidado de los animales y la propia reproducción, en este tipo de acciones.
“Pero tiene que ser más integral y debemos irnos hacia afuera, no tiene caso que en el Comité estemos reproduciendo lobos y tengamos animales genéticamente viables y sanos para liberar, pero que no existan lugares para ello, y es un trabajo que se debe hacer aquí directamente con los animales pero se debe ir a las comunidades y los ejidos”.
Y es que la mayor parte del territorio nacional es propiedad privada, uno de los problemas más difíciles para los conservacionistas, que deben negociar con los dueños para lograr la reintroducción del animal en cuestión, y que se le dé el seguimiento y cuidado que requiera.
Y es que tan sólo en el caso de los Perritos de la Pradera, éstos habitaban precisamente el pastizal, pero las áreas disponibles cuentan con dueños que son ganaderos o agricultores, a quienes no conviene tenerlos en sus espacios.
Ante ello lo ideal es que se empiecen a declarar áreas naturales protegidas voluntarias de los dueños de los predios, ya que a su vez atraen otras especies endémicas como el Gorrión de Worthen, y el Águila Real que es su principal depredador y vive gracias a él.
CALE