El ejido de San Lorenzo, se ubica a poco más de 17 kilómetros en dirección al oeste de la cabecera municipal de San Pedro, Coahuila, es el sexto más habitado del municipio, y su peculiaridad es su cerro. Precisamente ahí, a las faldas del cerro de San Lorenzo, su cementerio ejidal tiene tumbas que datan desde finales de 1800 e inicios de 1900.
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Algunas personas que circulan por el cementerio mencionan que se ha vuelto cotidiano ver las tumbas, las más antiguas abiertas, ya que se acostumbraba a enterrar a las personas con objetos de valor.
“Como son tumbas muy antiguas, y la gente de antes tenía la costumbre de sepultar a sus difuntos con objetos de valor y joyas, por ello, algunas personas osaron profanar las tumbas, porque es una profanación, para ver si había joyas u objetos de valor”, comentaron.
Asimismo, señalaron que se sabe de otro motivo por el que también han profanado estas tumbas, ya que mencionan que se han hecho rituales de brujería.
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Este cementerio guarda tumbas hechas de ladrillo y otros materiales, están a gran altura, por estar a las faldas del cerro, la profanación de tumbas se ha vuelto habitual, y afirman los habitantes que para ellos robar a los difuntos es un acto repudiable y malvado.