En el municipio de Viesca, Coahuila, a menos de 17 kilómetros de los límites con los estados de Zacatecas y Durango, se ubica un sitio único en la región lagunera, con ecosistema natural casi intacto por actividad humana que lo hace un auténtico tesoro ecológico lleno de vida, se trata de la reserva natural del ejido Tomás Garrido Canabal.
Con una superficie total de 16 mil 206 hectáreas, entre su flora y fauna se encuentra gran variedad de especies que están adaptadas a zonas áridas, desde pequeños roedores, aves de percha y carroñeros, hasta mamíferos carnívoros como el coyote o el puma; plantas, arbustos y cactáceas son la alfombra.
David Aguillón Gutiérrez, encargado del laboratorio de Indicadores del Centro de Investigación y Jardín Etnobiológico (CIJE) de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), afirma que se trata de una Reserva Natural Voluntaria (RNV) con la que se han involucrado para la investigación de la biodiversidad en la zona.
Comparte que a diferencia de otras áreas protegidas como Mapimí, el Cañón de Fernández o la sierra de Jimulco, la reserva de Tomas Garrido tiene zonas antropogénicas en sus sierras inalteradas por el ser humano que mantienen su forma de vida silvestre original. Afirma que de las 16 mil hectáreas, hasta 14 mil están intactas.
“Es un bastión en la región lagunera donde el impacto humano es ausente, las especies tienen un comportamiento natural y la vegetación está íntegra. Es un área que está muy bien conservada que mantiene la vegetación nativa sin daños a la biodiversidad, principalmente por ser de difícil acceso. De las más de 16 mil hectáreas, se han llegado a conocer o acceder unas dos mil”.
“Por ejemplo la sierra de Jimulco o el Cañón de Fernández están muy impactadas al haber mucha actividad antropogénica, en cambio en esta reserva prácticamente no la hay”.
Sin embargo, como investigador resalta la voluntad de los ejidatarios y propietarios para conservar el sitio ante la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SAGARPA), por lo que ahora están enfocados en el monitoreo de la biodiversidad, con el apoyo y participación de estudiantes y docentes de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) y de la UAdeC.
“Afortunadamente los ejidatarios cuidan mucho el sitio, tienen puertas de acceso al área y generalmente hay gente que puede vigilar algunas actividades y para ingresar tiene que ser con permiso y bajo registro, la extracción es mínima. Apenas hace dos años empezamos algunos inventarios y realizamos monitoreo de la biodiversidad del lugar”.
Uno de los encargados de la reserva, Rodolfo Hernández Velez, comparte que en la zona cuenta con un cañón que marca el inicio de la sierra que llega a poco más de 2 mil metros sobre el nivel del mar, un lugar que es posible visitar con los permisos requeridos mediante un registro en línea.
“Esta es un sitio donde los animales han crecido de manera silvestre sin intervención humana. Tenemos accesos que requieren un registro hasta con registro tipo QR. Al interior de la reserva tenemos un espacio para realizar investigación y donde se pueden quedar los visitantes”.
De acuerdo a las distribuciones de especies en estatus de conservación para Coahuila, en la RN Voluntaria Tomás Garrido están consideradas 52 especies de flora y fauna.
Entre los mamíferos que han registrado, fotografiado integrantes de CIJE está la gran variedad de roedores, pumas, pasando por coyotes, zorrillos, linces, venados, zorros y cacomixtles, estos últimos fotografiados con cámaras trampa. Entre las aves han avistado halcones, catartes como las auras, pájaro carpintero o correcaminos.
“Identificamos posibles rutas en el mapa donde vamos a colocar diferentes métodos de monitoreo como trampas, hacer transectos o cuadrantes, Hacemos una estancia de entre dos a tres días y se colocan instrumentos como las fototrampas, trampas tomahawk, trampas sherman, trampas pitfall o una red de niebla, con lo que registramos la biodiversidad sin sacrificarla, es liberada”.
Asimismo, el portal oficial del área natural protegida también se tienen registros de zorra gris, liebre, venado cola blanca, jabalí, gato montés, palomas alas blancas, serpientes de cascabel, aguililla cola roja, aves de percha, lagartijas, así como diferentes tipos de insectos y arácnidos.
En la flora se encuentra una gran variedad de plantas, entre ellos el orégano, matorral espinoso, mezquite, guajillo, algunos zacates nativos, la candelilla, lechuguilla, agaves y distintos tipos de cactáceas y biznagas.
Además, en una visita de MILENIO a la reserva se pudieron encontrar flor de toloache (género datura), el cactus nativo bonete de obispo o (Astrophytum Coahuilense), musgos, matorrales, sotol, maguey y diferentes helechos.
Dentro del programa de manejo del área destinada a la preservación, en la norma NOM-059-SEMARNAT-2010 están especies de fauna en peligro de extinción, tal como el agave especie victoriaereginae, también conocido como noa o maguey rayado, además de la biznaga peyotillo de la especie fissuratus.
cale