Desde hace 10 años, Rocío Hernández trabaja como guardabosques en la reserva del Cañón de San Lorenzo en Coahuila. Originaria de Oaxaca, afirmó que desde pequeña creció observando incendios y aprendiendo sobre ellos.
A su llegada a Saltillo se incorporó a las brigadas como voluntaria, y con el paso de los años, ha ido adquiriendo experiencia sobre el fuego y su importancia dentro del ciclo de vida de la flora en estas zonas.
Como cada mañana desde hace más de dos semanas, los brigadistas observaron el amanecer desde el cañón de San Lorenzo. La ventaja que ofrece el helicóptero no es para todos, algunos como Rocío y la brigada que tiene a su cargo, caminaron desde temprano y por más de tres horas entre el sendero para llegar hasta la parte alta donde realizan su labor.
Mientras descansa tras la jornada, afirma que su familia ha dejado de preocuparse con el paso de los años, y el miedo se ha convertido en admiración. La exposición que tienen como combatientes, le ha valido el reconocimiento de la ciudadanía, en especial de las niñas, que se le han acercado para preguntarle sobre su labor.
Indicó que para ella es un estimulo, ya que a través de su posición puede fomentar que otras mujeres levanten la mano y se interesen en la protección de estos espacios naturales.
EGO