En la mayoría de los ejidos de San Pedro y de Francisco I Madero, Coahuila, aún se pueden ver estos grandes gigantes de acero, son los llamados tanques elevados o tinacos, que eran parte de las norias ejidales. De hecho en algunos cascos de hacienda también los hay.
Según indican los pobladores más longevos de los ejidos sampetrinos y maderenses, que hace décadas, más de cinco, al no haber una red de agua potable, cada ejido contaba con su propia noria, la cuál consistía entre su infraestructura, en diversa tubería, un tanque elevado y una sistema de distribución a través de tomas públicas, las cuáles estaban ubicadas estratégicamente en las calles de la comunidad.
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Señalan que esas norias abastecían de agua a las comunidades y los tanques elevados eran el almacenamiento del vital líquido con un tubo desde lo más alto hasta la toma de abajo.
La instalación de un sistema más moderno
Dicen que esta antigua red, posiblemente quedó desfasada por la cada vez más creciente demanda del vital líquido, y con ello, la instalación e introducción de un sistema más extenso y moderno que viniera a dar abastecimiento a una población cada vez mayor.
Cabe señalar que las norias ejidales en especial de los ejidos de Francisco I Madero, algunas de ellas se han rehabilitado, tal vez no para consumo humano, pero, si para las necesidades básicas.
Los tanques elevados ahí siguen, algunos intactos y otros más deteriorados, pero esperan volver a tener agua y que se sirvan de ellos los pobladores.
La transmisión por radio de Orson Welles
El 30 de octubre de 1938, una adaptación de la novela del escritor H. G. Wells, fue narrada por Orson Welles por la cadena de la CBS que en aquel entonces era una de las estaciones con más prestigio del mundo.
Los habitantes de Nueva York, al escuchar fuera de contexto la genial narración de Orson Welles, pensaron se trataba de un hecho noticioso, lo que provocó escenas de pánico y éxodo de miles de habitantes de la gran ciudad.
Alrededor de doce millones de personas fue la audiencia y entre ellos hay quienes decidieron huir de la ciudad por temor a lo que habían escuchado en la radio, más aún cuando confundieron estos tanques elevados o tinacos con naves extraterrestres.
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