Las comisiones legislativas del Congreso del Estado de México aprobaron, por unanimidad, declarar a la Cocina Tradicional Mexiquense como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de México.
Además, se declaró el día 17 de noviembre como una fecha especial para celebrar la variada oferta culinaria que tiene la entidad, con el fin de propiciar las medidas pertinentes para garantizar la salvaguarda de la multiplicad de prácticas culturales, en reconocimiento de los pueblos originarios.
La propuesta de la diputada Leticia Mejía subraya que con esta decisión el Poder Ejecutivo y en especial la Secretaría de Cultura y Turismo deberán disponer de medidas pertinentes y oportunas para la ejecución de políticas, programas y acciones necesarias para la investigación, rescate, preservación, promoción y fomento de la cocina tradicional mexiquense, para favorecer el desarrollo integral de esta manifestación cultural.
La priísta resaltó que existen sabores ancestrales heredados de generación en generación que constituyen un patrimonio vivo, único e irrepetible, donde destaca la cocina originaria del pueblo mazahua, otomí, nahua, matlazinca y tlahuica, que todavía se sigue disfrutando en diversos municipios de la entidad.
Platillos únicos
En el pueblo mazahua está el taco de tortilla bañada en salsa de chile cascabel y morita, las papas con nopales y charales, el pato de agua en salsa verde, entre otras delicias que tienen un toque especial por las hierbas naturales y frescas que siembran en las comunidades.
En la región otomí se puede disfrutar del caldo de capón a base de xoconostle y chile guajillo, los huevecillos de hormiga, las pepitas de calabaza, la carpa en penca de maguey y el mole blanco, listos para el paladar más exigente que además de sabor busca comidas nutritivas.
En la zona mazahua están las tortitas de flor de zompantle añejo, la ardilla en chile serrano y en hierbabuena, así como el chileatole y los capultamales que son ampliamente buscados y trasladados a mercados de varias localidades en tiempo del capulín.
En los pueblos matlazinca se encuentran los tamales de hongos gachupines, el pozole de trigo, la ensalada de chivatitos y en el pueblo tlahuica se puede comer el quelite cenizo con hueso de capulín, el conejo en salsa roja o los hongos clavitos en salsa de masa, que dan sabores inigualables.
Como estos platillos, señaló, hay una amplia oferta gastronómica que combina la oferta de la zona, a través de conejos, armadillos, tlacuaches, guajolotes, acociles, ranas y charales, combinadas con el maíz, frijol, nopales, hongos, calabazas y la gran diversidad de chiles; aromatizados con el sabor del epazote, pápalo, cilantro, perejil, ajo, cebolla, menta, hierbabuena, que sumados a las experimentadas manos de mujeres y hombres que preservan sus tradiciones culinarias, aprovechando todo lo que les da la región.
RARR