El regreso a clases en el Colegio Cervantes ocurrió entre medidas de seguridad avaladas por algunos padres y rechazadas por otros, además de una asistencia estimada por los mismos tutores en el 70 por ciento del alumnado.
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Desde las 07:00 horas de este viernes comenzaron a llegar los padres con sus hijos al acceso principal del plantel ubicado sobre la calle Juan Pablos, frente al Bosque Venustiano Carranza.
En esta ocasión había algo diferente en la entrada: dos arcos detectores de metal y una mesa para que el personal de la escuela pudiera revisar sus pertenencias.
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A los niños también los esperaban trabajadoras de la institución para realizarles escaneos con los detectores portátiles que también fueron adquiridos a una semana del tiroteo protagonizado por un estudiante que mató a una maestra, lesionó a otras seis personas y luego se quitó la vida.
Los abrazos y las palabras de aliento no faltaron durante la hora de entrada. Los padres de familia ingresaron para constatar que había nuevas medidas de seguridad.
“Lo que nosotros pudimos ver en el salón al que pertenecía el pequeño hicieron un intercambio de alumnos”, dijo Humberto, padre de un niño de nivel primaria.
Indicó que ahora lo importante es pasar el trago amargo de la semana pasada y acompañar a los niños.
“Por un lado es importante darle vuelta a la página y no quitar el dedo del renglón de lo que nuestros hijos sienten y platican”.
Otros padres de familia se dijeron inconformes con las medidas que tomaron en la escuela y que consideraron no son las adecuadas porque ni siquiera en otras ciudades del mundo cambiaron las cosas con eso.
“Una cosa sí les digo: ni en Estados Unidos han encontrado los mecanismos idóneos para erradicar estos problemas y estamos cayendo en los mismos errores. Hay otras cosas que se pueden implementar como que no entren con mochila”.
Manifestó que su familia todavía tiene incertidumbre sobre lo ocurrido hace una semana.
“Mi hijo no está tranquilo, estamos nerviosos y no ha habido un esclarecimiento sobre si hubo o no hubo implicados”.
Poco después de que sonó el timbre a las 08:00 horas para el inicio de clases, llegó la titular de Servicios Educativos en la Región Laguna, Flor Estela Rentería, quien ingresó al plantel de manera apresurada y sin atender a medios de comunicación.
Tras algunos minutos salió e incluso rehuyó a la prensa, pero ante la insistencia de los reporteros soltó: “no es el tema dar las entrevistas y sólo dar el respaldo a la institución. Todos nosotros sabemos que es algo muy difícil y queremos pedirles su apoyo, los niños ya están en clase”.
Llegadas las 14:00 horas concluyó la jornada educativa y en el transcurso de una hora no hubo incidencias, los padres llegaron por sus hijos y al menos en tres ocasiones elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal transitaron frente a la institución educativa.
Sin embargo, una escena que llamó la atención fue el de una maestra que al salir recibió una rosa blanca de uno de sus alumnos y éste la abrazó. La profesora ya traía otras muestras de cariño similares que en el transcurso de la mañana le dieron sus estudiantes.
A la salida también hubo diálogo entre diferentes padres de familia para preguntar el sitio donde adquirieron las mochilas transparentes que la institución sugirió portar.
Según padres padres de familia abordados por Milenio, el regreso a actividades fue diferente en los grupos: en algunos casos los alumnos refirieron que sí hubo más preguntas en cuanto a cómo se sintieron luego de lo ocurrido la semana pasada y en otros la pregunta fue más general, además de que vieron incomoda la medida de revisión de las mochilas.