Hace seis años y medio, desde el 21 de agosto del 2017, comenzó a forjarse el sueño del pastor Silvestre López Durán, dar alimentos a todo aquel que tenga necesidad de comer, sin importar su situación social o económica, porque, de acuerdo con su forma de pensar, en cualquier momento todos podemos pasar hambre.
“Beth-Lehem repartiendo las bendiciones de Dios” se encuentra ubicado en el municipio de San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca, en la región de la Cuenca del Papaloapan y en sus comedores brindan refugio a las clases menos favorecidas: migrantes, personas en situación de calle, estudiantes, desempleados, madres solteras, enfermos, personas con discapacidad y vendedores ambulantes, entre otros.
Es por ello que recientemente la demanda ha crecido, debido a la gran cantidad de personas que se han quedado sin trabajo, el aumento en la matrícula de estudiantes de escasos recursos, la gran cantidad de mujeres que por alguna u otra circunstancia se han quedado solteras y, sobre todo, por el paso de “La Bestia” en una de las rutas migrantes más numerosas del sureste mexicano.
Uno de los jóvenes que recientemente llegó a comer después de caminar dos meses desde Colombia hasta Tuxtepec, es Jhonier Mauricio Suárez, de 19 años de edad, quien huyó de las fuerzas armadas revolucionarias que pretendían reclutarlo.
“Es una bendición, veníamos con hambre, pues veníamos caminando no traíamos nada y el señor nos recibió bien y nos dio comida” dijo entre el cansancio.
Por lo anterior, el comedor social requiere renovarse constantemente en utensilios, artículos de cocina, entre otros.
“Necesitamos un refrigerador mucho más grande, de doble puerta, otra congeladora para poder tener alimentos congelados que nos regalan, una cocina que ya no sea una parrilla, sino una estufa, ya tipo chef de acero inoxidable e industrial, queremos hacer el banco de alimentos en la parte de atrás, necesitamos enfriadores, equipo para la implementación para la farmacia y poder dar los servicios a las personas que vienen aquí” solicitó el fundador Silvestre López.
Otro caso recurrente es el de las madres solteras y una de las comensales frecuentes es la señora Estela Estrada Zágada, de 39 años, con cuatro hijos.
“Yo vengo acá, me recomendaron aquí porque ayudan a las personas que tienen poco o bajos recursos”.
Asimismo, el titular del comedor social pidió a la gente de buena voluntad que los apoyen con materiales de cocina, como ollas de acero inoxidable, porque deben dar de comer a 60 personas diarias, un promedio de 300 a la semana y poco más de mil al mes.
Entre las historias de éxito que nos encontramos, está la del joven Ezequiel Hernández, originario de la comunidad Arroyo Metate, perteneciente al municipio de Loma Bonita, quien tuvo que desertar de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) debido a un problema en el corazón, ya que le diagnosticaron hipertrofia y bloqueo de rama, motivo por el cual tuvo que regresar a la Universidad del Papaloapan, para concluir sus estudios en medicina.
La escuela donde acude Ezequiel es de tiempo completo, y por ello la ayuda que recibe del comedor Social es vital para continuar con su preparación académica.
“No tenemos como que el tiempo necesario para poder llegar a hacer una comida saludable, nutritiva y sobre todo que esté con el cariño de nuestros familiares”.
Finalmente Lucero García explico que el comedor social labora de lunes a viernes de 08:00 a 15:00 horas.
Para cualquier donativo, el pastor Silvestre López Durán pone a su disposición el número de cuenta 4169161425888574 en BanCoppel y 4217470090406089 en SPIN.
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