En el noroeste del país, el deseo por poseer 145 hectáreas de tierra frente al mar mantiene divididos a los habitantes de Zarahemla, una comunidad fundada por la familia LeBarón en Ensenada, Baja California.
Sus tierras fértiles para cosechar y los siete pozos de agua dulce han hecho de este lugar ubicado en el municipio de San Quintín, Ensenada, un edén en discordia.
Es martes 12 de enero y afuera del Poder Judicial de Baja California en Mexicali se encuentra manifestándose Adrián LeBaron, quien está acompañado por una de sus cuatro esposas y por alrededor de 30 personas de la comunidad.
Están en un plantón a fin de presionar a la Fiscalía para que ejecute la orden de desalojo que debió cumplirse desde el 5 de enero para que Carlos Hafen desocupe el lote frente al mar, que es parte de un terreno más amplio de 300 hectáreas.
Carlos Hafen, empresario fresero y ex candidato del PRD a la alcaldía de Ensenada, tiene atrincherados en el predio a de los jornaleros con quien ha trabajado desde hace más de una década.
Adrian Lebarón relata que Hafen pidió prestadas las tierras para la siembra, pero después se adueñó de ellas a través de un juicio argumentando que estaban abandonadas. "Carlos Hafen es hijo de nosotros, hijo del pueblo, es uno de nosotros", relata LeBarón sentado en una cobija en el suelo al frente del edificio gubernamental.
“El juez se prestó para la prescripción”, dice mientras hace con la mano la seña de que le entregó dinero a cambio de esa resolución judicial que le da la posesión legal a Hafen.
La prescripción se dio el 10 de abril de 2014, a través de la sentencia de un juez civil en San Quintín y con ello Hafen se hizo de la posesión de 145 hectáreas de las 300 del terreno.
“Nosotros no hemos abandonado el predio desde 1965, es nuestro por posesión absoluta”, asegura el padre de Rhonita LeBarón, quien fue masacrada el 4 de noviembre de 2019 junto con un grupo de mujeres y niños.
Adrían LeBarón cree que Hafen quiere las tierras para hacer un resort a lado del mar. “Sí está muy bonito, te subes al cerrito y está la playa, está poderoso el lugar”.
El poder al que se refiere LeBarón se describe como un terreno plano que abarca una gran extensión y que se ve desde el cerro aledaño como si fuera un gran tapete con vista al mar Pacífico.
“Cuando este lángara sintió que podía hacerse del terreno, nos pusimos a levantar casas como hormigas y pa, pa, pa”, cuenta LeBarón al describir parte de la estrategia para tomar el control de esa tierra. Las casas eran incipientes y estaban deshabitadas.
El 30 de diciembre pasado la gente de Hafen cumplió la orden de derribar las casitas. Chelsea Zárate, hija de uno de los ejidatarios de la comunidad LeBarón transmitió en vivo en sus redes sociales el momento en que la gente de Hafen comenzó a destruirlas.
—¡Dale con huevos!— se escucha a un hombre gritar mientras una cuarenta personas patean, golpean con picos e intentan tirar las casas. “Ellos vinieron a nuestras tierras, tierras que nos pertenecen diciendo que Carlos es el dueño”, explicaba la joven exaltada a sus seguidores en la transmisión de Facebook que se prolongó por 44 minutos en los que se repiten las escenas de donde se derribaron y quemaron alrededor de 6 casas.
A 273 kilómetros de la Zarahemla en Tijuana, nos reunimos con el abogado de Hafen, de nombre José Ángel Palafox.
—¿Cómo fue que Hafen llega al predio?— le preguntamos.
—Eso ya fue de tiempo atrás en 2010. Desconozco el tema de cómo entra a posicionarse del inmueble, sin embargo, lo que me atañe a mí fue desde hace 6 o 7 meses.
Fue entonces que Palafox a nombre del empresario demandó a miembros de la comunidad LeBarón por despojo, daño en propiedad ajena, lesiones, robo.
—Los LeBarón argumentan que le prestaron una parte del terreno a Hafen, cuestionamos al abogado
—La verdad esa parte yo la desconozco, sé que hay una prescripción, sé que tenía la posesión y es lo que nos atañe en este momento. Porque no se está ventilando quien es el dueño de las mismas, sino quien es el posesionario de las tierras y en este caso era Carlos, al menos hasta el 19 de 2019. La propiedad es algo que se tiene que ventilar en otras instancias. Lo que me atañe a mí fue desde hace seis meses, donde entro en las carpetas de investigación que él denuncia por el delito de despojo dentro del lote 128 y sus excedentes.
Tras la ocupación de los LeBarón del terreno el 18 y 19 de diciembre de 2020 el abogado solicitó la restitución provisional del inmueble. “Me lo otorgan dándole dos días a la Fiscalía para que notificara a la gente que se encontraba dentro del predio, para que dentro de 5 días naturales desalojaron el inmueble.
Los miembros de la comunidad LeBarón señalados por estar invadiendo lo abandonaron tras las órdenes judiciales.
“Fuimos al inmueble, ya habíamos separado todo para que nos dieran posesión del mismo los miembros de la Fiscalía. Pasaron los días, las horas y nunca llegaron”, refiere Palafox.
La gente de Hafen entró sin la autoridad y retomó el control del predio en disputa, donde se encuentra hasta ahora a pesar de que los LeBarón lograron que un juez ordenara el desalojo con fecha del 5 de enero.
MILENIO concertó una entrevista con Hafen, pero la canceló minutos antes argumentando problemas familiares. Sin embargo, el empresario accedió a que realizaremos un recorrido por el terreno y nos entrevistáramos con Fidel Bautista, uno de sus trabajadores.
“Mi patrón ha estado perforando, hay 7 pozos en su nombre y ellos quieren toda esta agua”, narraba mientras bebía un poco del líquido que brotaba del pozo.
Bautista dice llevar 12 años en las tierras, donde ha visto que su patrón ha sembrado coles de Bruselas, tomate, tomatillo, fresas, sandía, cebolla, entre otros alimentos.
El trabajador asegura que su hijo Emmanuel, de 20 años, ha sufrido agresiones por parte de los ejidatarios que están con LeBarón. “Lo golpearon con un tubo en la cabeza. Cuando se encontraba trabajando en el tractor 20 vehículos lo rodearon, traían armas, machetes y uno de los agresores portaba un arma de fuego”.
“Nosotros decidimos desalojar porque nos preocupamos por nuestra vida. Yo saqué a mi chamaco del tractor, me lo llevé para que no pasara una desgracia. Eso es lo que yo he estado viviendo hasta el día de hoy”.
“Cuando ellos invadieron, todo se echó a perder y mi patrón los está demandando por 500 millones de pesos, por los daños que ellos ocasionaron, todo lo que teníamos sembrado. Ellos quieren el oro blanco a como les cueste y lo han dicho”.
Mientras tanto el conflicto continúa, los LeBarón y su gente exigen a las autoridades actuar y restituirles lo insisten que es suyo.
RLO